Madurez del Festival

Se nota que han pasado 20 años por el Festival de Málaga: por primera vez en su historia, ante la puerta del Albéniz una cola (más que notable: llegaba al Teatro Romano) en la que ordenadamente periodistas y público aguardaban su turno para entrar a la proyección de El Bar. Adiós a los corrillos espontáneos y a las maniobras más o menos sutiles para llegar a la pole sin hacer méritos cronológicos. Ayer, con tanto orden y corrección, de verdad, hacía que entraran las ganas de llorar de la emoción.

Málaga y América (1)

Precisamente en esa cola algunos periodistas se afanaban en uno de los debates de esta edición: en la Sección Oficial aparecen por primera vez películas españolas y latinoamericanas pero sin competir entre ellas; es decir, habrá una biznaga para la mejor cinta nacional y otra para la mejor iberoamericana. Para algunos observadores de la cosa cinematográfica, este café para todos sólo sirve para evitar que una película, pongamos, venezolana le dé un año con un canto en los dientes a un puñado de filmes españoles hechos con bastante más posibles.

Álex de la Iglesia y la multientrevista a 20 manos

Contestar a diez personas (y sus veinte manos) al mismo tiempo no parece ser un inconveniente para el director de El Bar. De esta guisa encontramos ayer a Álex de la Iglesia en el hotel Molina Larios mientras atendía personalmente a los medios después del pase para la prensa de su nuevo thriller. Los jóvenes reporteros a los que atendía, todos ellos sentados a su alrededor, lanzaban preguntas una tras otra y tomaban notas para sus blogs. De vez en cuando, De la Iglesia alzaba la cabeza y buscaba con la mirada a los responsables de prensa con cara de «sácadme de aquí».

Málaga y América (2)

Leemos Málaga se equivoca al abrirse a América, texto de Andrés Arconada: «Tres películas diarias a Sección Oficial, más las películas de las secciones paralelas perjudican seriamente a lo que es el espíritu del festival. A los que tenemos que juzgar películas y hablar con sus protagonistas nos va a ser imposible cubrir ambas funciones de un festival que, además, debería ser más corto. No consiste en alargar sino en intentar traer lo mejor de lo que se verá en los próximos meses».