Un tipo se acerca al escenario vestido de negro, ha llegado camuflado entre esa maraña de gente que sigue entrando al Palacio de Ferias y Congresos para escuchar al último ganador del Oscar a la mejor dirección y mejor película. El tipo de negro entrevé los primeros escalones de madera que conducen al escenario y su pie derecho se dirige hacia él. En ese momento rompe un estruendoso aplauso. Todos a su alrededor se sorprenden, hasta los propios presentadores de la masterclass, que le siguen, también camuflados, giran asombrados la cabeza. Guillermo se sienta como si estuviera acostumbrando a todo esto, pero los aplausos suenan y ahora más fuerte. Media platea se pone en pie y la gente no para de gritar. Guillermo del Toro se levanta sin poder evitar sonrojarse, más aplausos, todo el mundo en pie. Ahí está el rostro de un director que se siente querido por una ciudad que sabe a quien agradar. Los aplausos siguen, el cine importa, las cabezas y lo que se cuece en ellas es por primera vez más importante que la alfombra roja. Empieza el Festival.

Con el McGuffin perfecto, la presentación del libro Del Toro por del Toro, escrito por Antonio Trashorras, Juan Antonio Vigar, director del Festival, y el propio Trashorras charlaron sobre la trascendencia de la obra del director mexicano y profundizaron en su forma de rodar.

¿Qué es un cineasta?

¿Qué es un cineasta?Del Toro ahonda en la magia del estilo. En su discurso es capaz de transmitir su adoración por el musical, donde encuentra aún vigentes la verdadera esencia del cine (y que está muy presente en La forma del agua, su película más redonda).

Para Del Toro, hablar de cine no es hablar del qué, sino del cómo y del quién... Pero las palabras sobran, en realidad. «El cine es un medio único para expresiones indescriptibles», termina afirmando el director.

La importancia de la imagen

«Hace setenta años la imagen no era nada; hoy en día es una fuente de comunicación. Todos vemos imágenes a diario, y formamos en ocasiones parte de esas imágenes. En el monitor del set recorto cabecitas de personas y las pongo en la parte inferior como si estuviera en un cine. Así veo la perspectiva de la gente en el monitor», confesó del Toro, quien situó en el rodaje de El laberinto del fauno («Mi segunda película favorita y la que me ayudó a dar un salto en mi carrera») el cambio fundamental en su forma de filmar. Yo muestro lo rodado ya montado a los actores al terminar el día, afirma el realizador. Así ve como va a quedar en la película.

«El cine es alquimia no es química. Es una multiplicación de símbolos que se transforman. Un director toma decisiones audiovisuales que aunque tú no las comprendas tu mente las está entendiendo: desde la decisión de colores, hasta el decorado o por dónde entrará la luz de los focos», asegura. Pero hay mucho trabajo de fondo en ello. Y puso un ejemplo: «Escribo como ocho páginas de los personajes de cada uno de ellos y se las entrego a los actores para que vayan sabiendo dónde se van a meter. Porque la construcción de la imagen está hecha acorde con los personajes».Guillermo del Toro como director de cine

El mito del director que lo controla todo es falso, asegura Del Toro. El verdadero director es capaz de captar lo que pasa en un momento del rodaje, en un instante y ser capaz de apreciar que ahí es donde se encuentra lo que merece la pena rodar. Guillermo asiente cuando habla de Mimic, su desembarco en Hollywood: «Si no hubiera hecho Mimic no podría haber aprendido a controlar el lenguaje de la cámara en movimiento». Y también aprendió otra valiosa lección: «Mi trabajo como director es que no se noten las crisis en el rodaje. El accidente siempre está ahí identificado como oportunidad. El accidente es una oportunidad».

Los colores en sus películas

Guillermo del Toro diseña sus propios decorados, le gusta la teatralidad en su construcción y contó cómo realiza un meticuloso trabajo acorde con las necesidades del director de fotografía: «En todo momento tengo presente donde colocará el foco o por dónde debería entrar la luz. La composición de los planos es mía al igual que el contenido pero cuando alguien habla de la fotografía de una película debe de ser consciente de que también está hablando de vestuario, producción, efectos, etc». Y colores. «En mis películas los colores cuentan la historia. A partir de El laberinto del fauno todo es color en mis películas», aseguró el hombre camuflado en el color negro.