El comienzo del curso universitario supone también la apertura de los plazos de matriculación, un proceso que, en el caso de la educación y la formación privadas, puede suponer el desembolso de cantidades de dinero que no están al alcance de todos los bolsillos. Para financiar las matrículas, muchas entidades bancarias disponen de préstamos y créditos específicos.

Antes de elegir uno u otro, es preciso conocer cuáles son los los que mejor se ajustan a las necesidades del estudiante, ya que hay que además de la matrícula hay que saber si el préstamo puede servir para sufragar otros importantes gastos, como tasas, material, transporte y alojamiento.

Por otra parte, es importante conocer cual es plazo de devolución. En este caso, no será igual en todos los casos, puesto que los créditos se han diversificado mucho en los últimos años a partir de la cada vez más varia oferta educativa en tramos superiores: carreras, másters, postgrados, estancias de idiomas...

En términos generales, los préstamos suelen contar con un amplio período de reembolso, con la posibilidad de no tener que pagar nada o solo los intereses en los primeros plazos, lo que suele conocerse como período de carencia. No obstante, hay que saber que si se retrasa la devolución del crédito se abonará más en concepto de intereses.

Asimismo, y al igual que ocurre en la contratación de otros créditos, es básico conocer cuáles son las comisiones y los gastos de vinculación que traigan aparejados, ya que suele ser común que sea obligatorio disponer de una cuenta corriente en la entidad o, al menos, que disponga de ella el avalista.