La época más rebelde de Angelina Jolie ha pasado a la historia. Ya no lleva consigo un bote con la sangre de su hermano, ni se besa en los labios con él, pero a sus 35 años y con 6 hijos a su cargo, Jolie reconoce aún hay algo en ella que no está del todo bien, un lado salvaje que aún mantiene. Así lo confesaba para USA Today: «Ciertamente hay una parte de mí que no está completamente... sana, o no lo está todo el rato. Todos tenemos nuestro propio lado oscuro».

Angelina siempre ha tenido sus obsesiones. Antes era tomarse la vida demasiado salvaje, y ahora parece ser la posesión de Brad Pitt, por lo que no soporta sus encuentros con Jennifer Anniston y por lo que no pasa más de tres días lejos de él. Además, ese «lado oscuro» del que habla ha estado siempre en el foco de todas las miradas. «Crecí delante de todo el mundo, de verdad. Los grandes años del descubrimiento». Uno de sus famosos «episodios» fue cuando se lanzó a una piscina con el vestido que llevó en los Globos de Oro después de ganar el premio por su papel como modelo drogadicta en la película de 1998, Gia. «Había una especie de locura en la que estaba sumergiéndome», explica Jolie, que insiste en que «hay una manera de ser descarado y llamativo cuando eres joven que parece muy valiente, lo percibes como una cosa muy divertida».

Pero todo aquello ha sido sustituido por la imagen de una Angelina Jolie madura y responsable, muy familiar y cuidadosa con su marido y sus hijos, algo que no deja ser difícil y alocado para ella: «Creo que ser madre es una de las cosas más escalofriantes y llamativas que he hecho, al contrario que hacerme un tatuaje y mucho más que saltar a una piscina cuando tienes 20 años». a actriz también insiste en que la relación con Brad Pitt le ha hecho una «mejor persona».