­Ruido de enganches, vivos colores en las vestimentas y muchos paraguas, abanicos y gafas solares para combatir mejor el calor y las radiaciones de un sol que tampoco se quiso perder el primer acto de la Feria del Centro, que arrancó a medio día con la tradicional romería urbana hacia el Santuario de la Victoria.

A la sombra, la suave brisa mediterránea en el Paseo del Parque amenizaba la espera, mientras las primeras notas de la Banda Municipal de Música hacían mirar los relojes. Todo listo para que al son del himno de Andalucía y posteriormente de la marcha nacional se procediese a la entrega de la bandera de la ciudad a Pepe Cobos, en nombre de El Pimpi, abanderado de la Feria 2015.

Tanto Cobos -el portador- como Paco Campos -el otro fundador de la emblemática bodega-, no escondieron su entusiasmo durante toda la mañana. «Estoy lleno de emoción, no hay cosa más grande que esto... Viva Málaga, los malagueños, las malagueñas y su bandera. Y viva la Feria de Málaga», declaró emocionado Cobos tras izar la bandera en Plaza de la Marina. Una bandera aportada, como cada año desde 1996, por la Asociación de Vecinos del Centro Histórico de Málaga.

«El Pimpi es Málaga y Málaga es Pimpi. Es un gran honor para nosotros que nos hayan elegido abanderados. Yo llevo la bandera en nombre de toda la plantilla», comentó Cobos, añadiendo: «Tengo los sentimientos a flor de piel, ya sabéis lo que significa Málaga para nosotros. Mis empleados están ilusionados, ellos son los que llevan la bandera; yo sólo la porto en su nombre». El cofundador de El Pimpi quiso lanzar un mensaje a la ciudad: «Que cuiden la feria, que cuiden la ciudad y que cuiden la imagen de Málaga. Y que se diviertan muchísimo, brindando con un vino de Málaga».

Desde la Banda Municipal también vivieron con emoción los momentos más álgidos de la romería urbana. Su director quiso expresar a La Opinión la importancia que este día tiene para todos los músicos: «Es una fecha señalada en rojo por todos nosotros. Es nuestra Feria y estamos orgullosos de formar parte de ella. Ojalá que las buenas cifras de visitantes que se han dado en los medios se reflejen en el consumo y en visitas al centro y al Real».

Los caballistas avisan

Pero no todos son optimistas. «Yo llevo aquí toda la vida, soy uno de los fundadores de esta romería, y ahora se ven menos enganches y caballistas que cuando se comenzó», comenta José Padilla, uno de los más veteranos, quien añade que en Córdoba, que se empezó más tarde, «hay mucho más ambiente» en este aspecto. «Es cierto que en otros años no se cabía, de tantos enganches que había. Ahora hay menos caballistas pero mucha más gente en la Feria», comenta Alfonso. El camino hacia el Santuario de la Victoria prosiguió por la Alameda Principal para poner rumbo a Puerta del Mar y Atarazanas, para posteriormente tomar la Plaza Arriola, Pasillo Santa Isabel, Carretería, Álamos, Plaza de la Merced, Plaza María Guerrero y la calle de la Victoria.