La segunda jornada de la Feria de día del Cortijo de Torres gozó de un ambiente exquisito. Peinetas, pendientes, collares y vestimentas de flamenco, con los colores más llamativos, se sucedían en el recinto ferial ante un calor sofocante que obligaba a la mayoría de los visitantes a buscar el cobijo de la sombra.

Sin embargo, los vestidos flamencos no eran los únicos que destacaban en el Real, pues los jinetes lucían atuendos de la más diversa índole. Así, los caballistas optaban por el traje corto, por el inglés, o por el clásico traje andaluz. Los equinos también lucían adornos a juego, con llamativos cascabeles. Durante el paseo a caballo, los jinetes realizan distintas paradas para degustar un vaso de vino bien frío o dar un bocado. A lo largo de la semana, los amantes del mundo ecuestre podrán disfrutar de los distintos espectáculos de exhibición y de doma programados en el Real.

El ambiente familiar reinaba en las casetas, de cuyas cocinas no cesaban de salir suculentos platos tradicionales de la cocina andaluza y malagueña, entre ellos pescaíto frito, berenjenas con miel de caña, gazpacho o tortilla de patatas. Y todo al son del flamenco. Una de las grandes gazas con las que cuenta Cortijo de Torres es la política de precios con la que la casetas tratan de atraer a los feriantes. Muchos negocios ofrecen bebidas gratuitas y otros regalan platos de paella para fidelizar a la clientela. La estrategia, que se viene realizando desde hace algunos años, ha calado y cada día aumentan las visitas al Real al mediodía. Los feriantes se sienten a gusto en Cortijo de Torres, como Jorge García, que asegura que el Real oferta otras cosas que no se encuentran en la Feria del Centro: «Se puede andar más tranquilamente por la calle porque no hay tanta aglomeración, además en cada caseta hay canciones muy variadas, de muchos estilos diferentes».

Y después de la comida llega el turno de la fiesta. Muchas discotecas de la capital, como Kokun, Maná o Sala Wengué disponen de casetas que abren sus puertas, para que gente joven -y no tan joven- demuestre su maestría en el baile, con la música más actual, sin descuidar grandes clásicos de flamenco, como las rumbas de El Barrio, o las sevillanas de El Mani o Ecos del Rocío.

Los negocios del Real afrontan lo que será una semana de trabajo extenuante, pero que les compensará en beneficios: «Los camareros estamos muy liados todo el día, podemos echar hasta 14 horas sin parar. Acabamos reventados, pero recompensa terminar la semana con 700 euros más en el bolsillo», asegura Rubén Campos, empleado de uno de los módulos.

@Ivanhr1