El calor no echa para atrás a los malagueños. A pesar de los 30 grados que marcaba el termómetro al mediodía de ayer, el Real de la Feria en Cortijo de Torres congregó a miles de ciudadanos dispuestos a vivir un día eminentemente familiar, marcado por la festividad del 19 de agosto, fecha en la que se conmemora la incorporación de la ciudad a la corona de Castilla.

Eran muchas las casetas que se encontraban repletas de comensales, algunos acudían con sus hijos o nietos, mientras que otros lo hacían junto a sus compañeros de trabajo o amigos. Pero todos poseían las mismas ganas de diversión. Tras pasar por caja, unos quedaban satisfechos y otros no tanto. «15 euros por un plato de boquerones me parce excesivo», comentaba Manuel a La Opinión.

En el día en el que la mayoría de los feriantes de día cambiaron el Centro por el Real, la gran diversión, a falta de atracciones -que arrancan a las 19.00 horas- se concrentaba en los caballos. Y es que resultaba prácticamente imposible caminar por las calles del Real sin toparse con alguno de estos bellos animales, que por cierto agradecen como nadie la sombra que les proporcionan los toldos colocados en las calles del recinto. Más que sombra, fue frescor lo que buscaron los feriantes a la hora de comer, algo que le podían ofrecer, este año sí, multitud de casetas. Y es que una de las grandes quejas en los últimos tiempos era precisamente la ausencia de aire acondicionado en las mismas.

En esta edición, la mayor parte de las críticas las acapara el precio de las atracciones, que se fija en 3,50 euros -por lo general- y que supone un importante desembolso para aquellos padres y abuelos que acudan con sus hijos a la Feria. «Los pequeños no entienden de dinero y es lógico que no se contenten con una sola vuelta, por lo que nosotros tan solo podemos venir una o dos veces», explica Milagros.

Al igual que en las calles más céntricas de la capital, la música se erigió en elemento imprescindible para animar el ambiente. De cada caseta brotaban notas de diversa índole, aunque -al igual que en el centro- el reguetón y los exitosos temas de Enrique Iglesias sonaban por activa y por pasiva. No obstante, las casetas más tradicionales apuestan por el flamenco, las sevillanas, malagueñas y, también, por la rumba o por las fusiones de Chambao y El Barrio.

Si la música alegra el ambiente, los trajes de flamenco ponen el colorido a una feria que ayer traspasó su ecuador. Los tonos vivos, como el rojo, contrastaban con los más calmados -como el verde o el azul-, siempre a juego con las flores en el pelo.

@javega92