El rejoneador Leonardo Hernández, con una oreja en cada toro de su lote, se convirtió en el último triunfador de la feria de Málaga, que ayer echó el cierre, y donde Hermoso de Mendoza logró también un trofeo.

La corrida de rejones ponía ayer el broche final a la Feria de Agosto de Málaga. Lo hizo con la actuación destacada de Leonardo Hernández, que volvía al coso malagueño después de abrir la puerta grande el año pasado. En esta ocasión fue una oreja por toro las que se llevó el extremeño con dos vistosas faenas a cada uno de sus oponentes. Verdi fue quizá el caballo más destacado de la cuadra de Hernández encelando no sólo al toro, sino al público. Por elevadas se hizo con los toros en el tercio de avivadores.

No mató bien ante ninguno de su lote pero el resto de sus faenas fue bastante meritorio y con mucha conexión con los tendidos, así que como los pañuelos eran mayoritarios, dos trofeos para un Leonardo Hernández que vuelve a ganarse el cariño del público malagueño.

Su momento de relumbrón lo tuvo también Pablo Hermoso de Mendoza sobre todo con el quinto de la tarde. El dominio del navarro de los tercios y el concepto global del espectáculo que atesora le hace salvar un toro aunque no le sirva.

En su primero fue silenciado pero en su segundo ya puso más carne en el asador. Tuvo, como no, en Disparate y Pirata a dos grandes compañeros de batalla en el tercio de banderillas que hicieron que se diera la vuelta a la tortilla de una faena que empezó sin enganche. No mató bien, y la petición no era estrictamente mayoritaria pero se le concedió un trofeo.

Más desconsolado fue el paso de Fermín Bohórquez. Se despedía de La Malagueta el caballero jerezano y aunque su elegancia, su clase y sus tablas son innegables no tuvo su tarde ante un lote que tampoco ayudó mucho.

Con las banderillas cortas fue donde se lució más Bohórquez ante Mosquetero, un animal soso que no ponía de su parte. El rejón de muerte no fue bien y todo quedó en palmas. Su segunda intervención tuvo algo más de color con las banderillas a lomos de Bohemio y Nevado, pero de nuevo la suerte suprema se le resistió y recibió una ovación también con matiz de un hasta siempre.