Tres vueltas al ruedo sin trofeo y una grave cornada al mexicano Leo Valadez fue el pobre balance artístico de la novillada picada con la que se inauguró hoy la feria de Málaga, en la que el ganado de Manuel Blázquez, manso a más no poder, no ofreció demasiadas posibilidades.

Pobre inicio

Abría el abono malagueño una corrida de la ganadería de Manuel Blázquez, debutante en la Malagueta, que resultó ser un desfile de novillos que manseaban y que pocas oportunidades dieron a los actuantes, que en esta ocasión eran seis.

Debido a que tenía que coger un avión para afrontar un compromiso en Francia, Andy Younes pidió ser el primero en lidiar y así fue. La actuación del francés apenas transmitió nada a los tendidos, ayudado también porque el novillo no tenía chispa ninguna.

Tras él lidió Antonio Santana que se enfrentó a un novillo que pedía mucho oficio por el peligro y el sentido que fue desarrollando y con el que Santana apenas pudo lucirse con la capa. Al novillo le faltó transmisión aunque él no cejó en su empeñó de sacarle pases aunque no demasiado ajustados. Le sonaron dos avisos tras una estocada caída y trasera.

El también local Curro Márquez sorteó un novillo muy brusco de salida, pero el malagueño se hizo con él en los medios por chicuelinas. La faena de muleta estuvo argumentada en el derecho aunque, por donde se empleó el novillo sin demasiada profundidad.

Peor suerte la que corrió el mexicano Leo Valadez, que fue cogido en el tercer par de banderillas, quedando prácticamente inédito. Lo mató Santana Claros después de gustarse con varias tandas sobre ambas manos a pesar del viento que se levantó.

José Antonio Lavado recibió a portagayola al jabonero que ocupaba el quinto lugar y fue fijándolo poco a poco con el capote aunque el animal se vino abajo demasiado pronto, y ya en la faena de muleta brilló más la voluntad del de Benamocarra que el resultado artístico.

Francisco Morales, lidió a un sexto de la tarde que pidió credenciales nada más salir aunque éste, en cambio, si se empleó en el caballo algo más que sus hermanos. Brindó la muerte al matador Fernando Cámara, al diputado de Cultura Víctor González y al director de la Escuela Taurina de Málaga, Óscar Plaza, pero el animal, que había perdido empuje, apenas le permitió estar.