Seis excompañeros de la Escuela Taurina de la Diputación de Málaga se reencontraban ayer en el ruedo de La Malagueta. El brindis del primero de los actuantes al comienzo, con su antiguo profesor Fernando Cámara, era toda una muestra de intenciones de que la tarde corriera por la senda de la emotividad.

La novillada de Toros de La Plata, muy bien presentada, se presumía como una buena oportunidad para dar un giro a las carreras de unos jóvenes toreros que están padeciendo en la mayoría de sus casos la crudeza de esta profesión. La mansedumbre, sin embargo, se convirtió por instantes en un obstáculo prácticamente insuperable durante toda la tarde.

Y en vista de que los toros no embestían, Juan Carlos Benítez debió de pensar que tenía que ser el que arreara. Así, se fue a recibir al cuarto a porta gayola, y formó un alboroto en banderillas, con un tercer par de cortas al quiebro que levantó emocionado al público de sus tendidos. Luego, demostró que tiene ya un rodaje previo y supo aprovechar las embestidas de un burel que se movió y le permitió estar a gusto por ambos pitones; manteniendo el interés generado en los primeros tercios. Se tiró con todas las de la ley, resultando cogido en el muslo izquierdo, aunque no tuvo que pasar a la enfermería. El dolor se vería mitigado por el orgullo de pasear la primera oreja de la feria.

También pudo haber tocado pelo Francisco Morales en el quinto, un toro soso pero con la virtud de la nobleza. Supo darle sus tiempos, lo cuidó a media altura para poco a poco ir bajándole la mano. Se evidenció la falta de oficio al no estar siempre bien colocado, pero lo suplió con temple para cuajarlo al natural. Hasta los molinetes finales fueron templados. Fue cogido de forma fea al entrar a matar y fue el fallo con los aceros lo que le privó del triunfo.

Se tuvo que conformar con una vuelta al ruedo, al igual que Curro Márquez, quien conectó con los tendidos con un novillo que tuvo más complicaciones al colarse por el pitón derecho. Por el izquierdo se tragaba al menos los muletazos, pero salía suelto.

El que abría plaza para Santana Claros fue noblote, lo que le permitió mostrar un exquisito toreo a la verónica y componer con gusto con la muleta en una faena a la que le faltó continuidad pero que dejó detalles pintureros en remates por bajo.

El colmo de la mala suerte fue para José Antonio Lavado. Debe de ser frustrante estar todo un año esperando que te embista un toro en Málaga para que salga este novillo cobarde que no le permitió dar ni un solo muletazo.

Tampoco fue el novillo soñado el del debut con picadores de Samuel Ortiz. Le puso ganas pero se quedaba muy corto y no le permitió ligar las series. Se la jugó en un arrimón con el que justificaba sus ganas de hacerse con un sitio en próximos carteles.

@danielherrerach