6 de julio de 1958. La Málaga taurina se da cita en el coso de La Malagueta para presenciar la alternativa de un novillero que levanta pasiones. Con Julio Aparicio como padrino, que le cede la muerte de un toro de Juan Pedro Domecq llamado ´Gachito´, y en presencia de Rafael Jiménez ´Chicuelo´ como padrino, Manolo Segura se doctora sobre el albero que había sido testigo de sus grandes triunfos desde que debutara el 16 de mayo de 1954. El balance: tres orejas y un rabo.

Hoy se cumplen cincuenta años de esta efeméride, que no ha pasado desapercibida para los aficionados de hoy en día, que ayer le tributaron a Segura un homenaje organizado por sus amigos de La Cuadrilla del Arte. Fue una gran oportunidad para los viejos recuerdos y para reencontrarse con el maestro, residente en los últimos años en Mallorca junto a su hija. "Me hace mucha ilusión regresar a mi Málaga para esta fecha y poder brindar con una copita de Pajarete", declaró ayer al torero.

En la tarde en la que se cumplen las bodas de oro de su alternativa, no descarta el pasarse por el lugar de los hechos y recordar una tarde inolvidable: "Lo malo de esa corrida fue que pinché al primero dos veces, pese a lo que me dieron una oreja; pero al otro le corté las dos orejas y el rabo, y no corté la luz y el agua porque el alcalde no quiso", recordaba orgulloso.

Con el paso de los años, Manolo Segura aprovechó estas cinco décadas de matador de toros para desvelar uno de los secretos mejor guardados, como fueron las palabras que le dedicó su padrino: "Me deseó que estuviera bien, que siguiera por el buen camino, y que ganara mucho dinero con los toros".

Ídolo novilleril. Con esa fecha se cerraba un periplo novilleril impresionante, iniciado en 1949 como ´aspirante a banderillero´ en la plaza de Mijas, y continuado con triunfos consecutivos sobre todo en su Málaga natal; aunque también en otras plazas de relevancia como Las Ventas, de donde salió a hombros el 1 de agosto de 1954. Precisamente esa tarde fue la que supuso su gran despegue, a pesar de que él veía muy precipitado el presentarse en la primera plaza del mundo. "Me convenció Cayetano Ordóñez, que para mí fue un padre taurino, y después de ese triunfo me contrataron para cuatro novilladas en la Feria de Málaga", indicó.

Tras esa alternativa, también se vivieron tardes de gloria, como la inauguración de la plaza de Quito en 1960. sin embargo, su carrera como matador fue corta. "Me pusieron muchas zancadillas; me apuñalaron por la espalda... Pero ésa es otra historia que mejor no recordar en una fecha tan bonita como ésta", concluyó.