El psiquiatra alemán Michael Winterhoff ha conseguido encaramarse en las listas de ´bestsellers´ con un libro dedicado a un fenómeno que se considera endémico en los países desarrollados y es la proliferación de niños que tienden a tiranizar a los adultos, empezando por sus propios padres. El libro, titulado ´Por qué nuestros niños se convierten en tiranos. O la abolición de la niñez´, no es un llamamiento al regreso de la educación autoritaria y Winterhoff ha insistido en las presentaciones de su obra en que no se debe incurrir en esa confusión. De lo que se trata, en primer lugar, es de establecer un diagnóstico de un fenómeno observado por Winterhoff, que sostiene que en los últimos quince años muchos niños se han quedado estancados en una fase de su desarrollo caracterizada por el narcisismo infantil.

Esa fase narcisista, según Winterhoff, normalmente debe durar entre los 10 y 16 meses de edad pero desde hace un tiempo el psiquiatra se ha encontrado en su consultorio con niños muchos mayores que parecen no haber salido de allí. En ese período de desarrollo el niño no distingue todavía entre cosas y personas por lo que no tiene ninguna sensación de respeto hacia los otros. Además, el único principio que rige el comportamiento en esa fase es el principio del deseo. En un desarrollo ideal, el niño se va encontrando con límites y los padres y los otros adultos que lo rodean van estableciendo rutinas por la que aprende a regir su conducta, gracias a transformaciones que se van produciendo en su estructura cerebral. El determinar los límites e imponer rutinas implica, naturalmente, asumir conflictos que, según Winterhoff, muchos padres prefieren evitar porque, para compensar los problemas que tienen en otros ámbitos de sus vidas, quieren mantener con sus hijos unas relaciones permanentemente armónicas y renuncian al papel de guías.

Las consecuencias de todo ello, según el psiquiatra, son nefastas. De momento, se observan en detalles aparentemente triviales, como el que muchos niños y adolescentes ya no saludan a los adultos y también en otros de mayor gravedad como la dificultad que tienen muchos menores de asumir y cumplir tareas que les encomiendan. A largo plazo, podría llegarse incluso a que, según Winterhoff, toda una generación que está creciendo ahora tenga dificultades para adaptarse a las exigencias del mercado laboral.

Algunos padres se han mostrado ofendidos por el autor, ante todo por la acusación de que buscan una compensación en sus hijos y, por garantizarse su cariño, prescinden incluso de intentar educarlos.