La ONG humanitaria, que lleva catorce años estudiando la violencia sexual en el trabajo, realizó un sondeo entre 500 personas de diferentes compañías, sobre todo japonesas establecidas en la ciudad-estado, informó hoy la prensa local.

Un 11 por ciento de los encuestados reconoció que tuvo que conceder favores sexuales a cambio de no perder el empleo y ser ascendidos, al tiempo que una de cada cinco víctimas era masculina y fueron acosadas tanto por otros hombres como mujeres.

A pesar de que el concepto abuso sexual en el trabajo difiere entre las sociedades, Aware indicó que está universalmente aceptado que el acoso es un acto reprobable, distinto a la seducción o el flirteo.

La responsable del estudio, Leigh Pascual, afirmó que el acoso puede ser físico, verbal o visual, e incluso puede venir en la forma de bromas desagradables, correos electrónicos, mensajes de móvil y, en casos extremos, violación.

Relató el caso, que se suele repetir, de un jefe de un restaurante que no tomó represalias contra un empleado que acosó sexualmente a una empleada veinteañera y sólo los cambió de puesto para que no coincidieran.

En el sondeo, siete de cada diez entrevistados dijeron que no conocía si sus empresas disponían de una política contra el abuso.

Según el abogado laboral Lim Jo See, es raro que las compañías incluyan cláusulas para prevenir y combatir el abuso sexual en los contratos de trabajo o sus estatutos.

El Gobierno singapurés afirma que, ante la falta de leyes específicas contra la violencia sexual, las víctimas de abuso deben denunciar a los acosadores por vía judicial cuando infrinjan el Código Penal.