El periódico "Le Parisien" informó hoy de que la premiada es Mathilde Epron, una azafata de 32 años que vive en Bry-sur-Marne, y que debe su premio a su gusto por las barritas de chocolate en cuyo envoltorio estaba el código ganador.

La primera sorprendida por la naturaleza del premio fue la propia interesada, que en declaraciones al diario explicó que primero pensaba que se trataba de un viaje a un parque temático como Futuroscope o Space Mountain.

Sólo fue plenamente consciente de que el destino del viaje era realmente el espacio cuando al volver de un vuelo a Cuba recibió un correo electrónico de la empresa Nestlé, organizadora del sorteo, que tiene otro premio similar pendiente de atribución.

"Es un regalo improbable" y "para alguien que trabaja en la aviación, es realmente un sueño", destaca Mathilde Epron, que explica cómo primero tiró a la basura el envoltorio de la chocolatina en el que había visto la inscripción de un concurso, y luego lo recuperó y se apuntó al sorteo por internet.

La azafata tiene previsto volar junto a su marido, para lo cual ambos deberán pasar un chequeo médico y seguir una formación acelerada de cuatro días para astronautas en Oklahoma City, la ciudad estadounidense donde está implantada la empresa organizadora de las futuras visitas espaciales para turistas.

Se trata de vuelos de dos horas y media que se van a comercializar a unos 150.000 euros (240.450 dólares) y permitirán estar en órbita durante unos minutos a un centenar de kilómetros de nuestro planeta gracias al avión espacial XP.

Además de este proyecto de Virgin Galactic, que si tuviera éxito podría abaratar el precio final de la experiencia, también trabaja en la idea de los vuelos espaciales para turistas el grupo europeo EADS a través de su filial Astrium, que plantea un avión-cohete que podría despegar de una pista de aeropuerto convencional.