Se acabó Pamplona en ese tono de triste neutralidad que ha presidido la mayoría de los festejos que se han celebrado en el coso navarro. En una plaza ruidosa y desmedida donde importa mucho lo que se siente y menos lo que se ve, parece necesario conjugar compromiso, entrega y arrebato para que los aficionados, dormidos todo el año, se despierten. Ni el atractivo cartel que servía para echar el cerrojo al abono pamplonica, formado por los toros predilectos de José Tomás, los nuñezdelcuvillo, y los nada corrientes espadas Enrique Ponce, El Juli y Manzanares, sirvió para rematar con brillo un abono que sólo pasará a la historia de la estadística taurina. Meros datos, que diría un mexicano. Aunque si hilamos un poco más fino podemos suponer que se recuerde, entre bambalinas, por ser "posiblemente", la última corrida de Enrique Ponce en el coso pamplonica.

El torero de Chiva parece que medita, no tanto su retirada, que esa puede ser decisión tomada, como la forma de hacerla y por supuesto de exponerla. Para alguien que ha sido durante años, casi dieciocho, referente esencial de la fiesta, apostar por una despedida triunfal con marcados ribetes sentimentales, hubiera podido ser interpretado como un feo ejercicio de estilo ventajista. El maestro valenciano es sensible, inteligente, aunque un punto egoísta dada la carencia de gestos propios de su posición de figura, y sabe cómo y cuando abandonar la vida de torero en activo sin renunciar a su estilo habitual, comedido, estético, equilibrado.

Mala racha. A muchos aficionados, sin embargo, poco dados a ahondar reflexivamente en las intenciones explícitas u ocultas de la gente y en este caso de alguien como Ponce, ese modo de encarar la despedida les confunde, por cuanto coincide la voluntad de abandonar los toros en los días en que no le han salido bien las cosas en la plaza, casos de Madrid por San Isidro, y ahora, Pamplona. Por eso pensamos que su retirada está próxima. Porque Enrique no creemos que sea torero de prolongar su vida artística apuntándose sólo a las actuaciones del segundo circuito. Ahí no lo vemos. El valenciano necesita que se hable de él en primera persona, polarizar la atención sobre su figura, y en la presente temporada, no está siendo así. Su toreo, de gran contenido estético, choca frontalmente con las exigencias expuestas por otros compañeros, asentados en un mayor compromiso. Ése es ahora el santo y seña -lo ha sido siempre- al que se apunta el aficionado.

Valencia y Santander. Pero la temporada sigue. Y esta semana son dos ferias las que se ponen en marcha. Una, la Feria de Julio de Valencia, de primera. Porque esa es la categoría de su plaza y porque los carteles, ya lo dijimos cuando Serolo los dio a conocer, son buenos. La otra, Santander, de segunda, pero igualmente con unos carteles de primera. Son dos abonos por los que va a desfilar lo más florido del escalafón. Y si en Valencia nos quedaremos sin ver a José Tomás, que sí acude a la cita cántabra, sí tendremos a Cayetano, quien cada día se consolida más como aspirante a formar parte del relevo generacional que se avecina en los puestos altos del escalafón. Sin embargo, el menor de los Rivera, no acude a la cita norteña. Habrá que esperar para ver qué afición sale ganando. Los dos harán sus respectivos paseíllos el mismo día 23. Caprichos del destino.

En el caminar de la temporada, vuelve a hacerse presente la Monumental de Barcelona en grandes titulares. Miguel Ángel Perera, ha sido el último descubrimiento de una plaza que está recuperando el esplendor de antaño gracias a actuaciones como las de José Tomas, Cayetano, y ahora, Perera. El extremeño se ha unido a los dos anteriores con la fuerza que da la fe transformada en poderío. Lo gozoso es que se vayan incorporando nombres a la iconografía de una afición que siempre tuvo la suya propia, así como una especial sensibilidad para hacer suyos a toreros de gran predicamento en el planeta de los toros.

Ahora ha comenzado una nueva etapa, capitaneada por José Tomás, quien al manifestar con sincera entrega su compromiso, está en el camino de recuperar a la ciudad condal como el santuario taurino que siempre fue. En este tránsito de recuperación, le acompañan Cayetano, por sus intensas e inspiradas actuaciones en días y fechas emblemáticas y Miguel Ángel Perera, por cuanto de bueno lleva hecho en los dos últimos años y el largo recorrido que se le presume. No son los únicos, pues hay otros que se pueden apuntar a ese carro sagrado de la tauromaquia profunda. Se les espera.

Cuando ya se está en el tránsito de superar el ecuador de la temporada, echamos un vistazo al escalafón de matadores y novilleros, y nos encontramos con una curiosa coincidencia. Los dos nombres que lideran ambas estadísticas, David Fandila ´El Fandi´ y Rubén Pinar, han sido o son apoderados por Santiago López. No es mal dato para avalar una trayectoria. Estos días el apoderado granadino acaba de firmarle al novillero albaceteño la corrida de la alternativa. Será el 21 de septiembre en Nimes. El padrino va a ser Enrique Ponce y el testigo Miguel Ángel Perera, perteneciendo los toros a la ganadería triunfadora de Madrid, Victoriano del Río. Pero, vayamos con tiento. La estadística es solo, aunque no sea poco lo que pueda desprenderse de su análisis, una cuestión de cantidad.