Se han diseñado carteles que se pondrán a disposición de las instituciones que lo requieran con mensajes preventivos para que los bañistas conozcan las medidas que han de tener en cuenta antes de lanzarse al agua, ha informado hoy la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha.

La campaña recuerda a los bañistas la necesidad de tener una actitud de prudencia a la hora de lanzarse a una piscina, en el río o en el mar, ya que una mala zambullida puede tener consecuencias tan negativas como una lesión medular.

A pesar de que, afortunadamente, durante el año 2007 no se registró ningún ingreso en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo como consecuencia de zambullidas, otros años éstas han llegado a suponer el 5 por ciento del total de las lesiones medulares tratadas en este centro sanitario especializado en la rehabilitación integral de lesionados medulares.

Desde el año 2000 un total de 46 personas han sido atendidas por graves traumatismos con afectación de la médula espinal.

Según los profesionales del Servicio de Rehabilitación y del Servicio de Medicina Interna del Hospital Nacional de Parapléjicos, seguir unas normas de sentido común y una mayor concienciación ciudadana de los peligros que suponen las zambullidas puede prevenir este tipo de accidentes.

En este sentido, recuerdan que es una imprudencia y una temeridad tirarse de cabeza en un paraje desconocido, en lugar de sumergirse lentamente y con precaución.

Además, insisten en la importancia de conocer la profundidad de una piscina, un río o el mar sobre todo en relación con la altura desde la que uno se sumerge, y el bañista ha de zambullirse con los brazos situados en prolongación del cuerpo, protegiendo el cuello y la cabeza.

En caso de que se produzca un accidente, y ante la necesidad de la recogida y manipulación de la víctima, es muy importante inmovilizar el cuello, evitar movimientos de la columna y avisar a un profesional para que realice el traslado, pues no se debe trasladar al lesionado en un vehículo utilitario.

Desde el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo se recomienda, por tanto, comprobar la profundidad del agua en la zona en la que vamos a entrar de cabeza, que por norma general deberá tener más de 1,5 metros de profundidad y si el bañista se lanza desde una mayor altura, la profundidad también tiene que ser mayor.

Si el agua está turbia y no hay visibilidad conviene inspeccionar previamente la zona para comprobar su profundidad y que no haya elementos sumergidos como rocas, árboles u otros objetos contra los que se puede impactar.

En lugares naturales como ríos, lagos, mar o embalses los niveles del agua pueden variar de un día para otro por las mareas, aperturas o cierres de compuertas, por lo que es conveniente comprobar siempre la profundidad.

Otra de las recomendaciones es no saltar de cabeza desde demasiada altura ya que una mala técnica de entrada puede causar lesiones tan solo golpeándose con el agua.