"Un euro para ver la muerte. Introducir una moneda para ver una ejecución", reza el cartel de la instalación de feria, según recogía ayer el diario "La Repubblica".

La atracción dura cerca de un minuto y muestra como el muñeco grita y sufre las convulsiones por la fuerte descarga eléctrica hasta que deja de moverse, como si la muerte fuese totalmente real. Acto seguido, de su cuerpo se desprende una nube de humo. El diario también explica que la morbosa instalación, que muestra con sorprendente realismo las ejecución en la silla eléctrica ahora prohibida en Estados Unidos, es ya una de las más visitadas de la feria milanesa. El éxito es tan grande que los propietarios han recuperado en pocos días los 5.000 euros que han invertido en la misma.

El feriante Renzo Biancato, de 47 años compró la maquina gracias a Internet, ya que esta atracción se produce y vende sólo en Estados Unidos, país mucho más acostumbrado a este tipo de actos en la realidad. Biancato no esconde los temores que tenía acerca de las madres de los niños y de que éstas pudiesen quejarse de la atracción. Pero los miedos los tiene ya más que superados. "Todos están como locos con ellas" y "cada día la maquina recauda 50 euros y los domingos llega a los 150".

Ninguna de las personas que ha podido ver la atracción tiene queja alguna por la crudeza de esa instalación y de momento nadie ha pedido que sea retirada. "Parece de verdad" es el comentario que se oye de boca de los asistentes al espectáculo. Sin embargo, ya comienzan a oírse voces discordantes que consideran la atracción una verdadera atrocidad. "Es una operación demencial, hecha con puros fines comerciales, culturalmente devastadora y que cancela años de trabajo de los que luchan contra la pena de muerte", declaró Sergio D´Elia, responsable de la asociación Nadie Toque a Caín, una organización que lucha desde hace decenios por la abolición de la pena de muerte en el mundo.