El superagente 86, orgulloso empleado de CONTROL y siempre listo para salvar el mundo con su encanto atolondrado, pasa de las pantallas televisivas a las cinematográficas con una cinta en la que se nos explica cómo comenzó su andadura como azote del crimen en general y de la malvada organización KAOS en particular.

La cinta, dirigida por Peter Segal y que se estrenó en España el pasado miércoles, retrata los primeros pasos de este peculiar espía al que inmortalizara Donald Adams en la serie de los 60. Ahora, Steve Carell interpreta a Maxwell Smart, un analista deseoso de salir de la oficina y demostrar lo que vale, como hace el fornido y popular Agente 23, al que da vida Dwayne Johnson.

En la película veremos cómo Smart conoce a la competente y hermosa Agente 99, encarnada por Anne Hathaway, con la que tendrán que enfrentarse a KAOS, organización malvada que se ha hecho con una serie de armas nucleares y amenaza con empezar a detonarlas en la ciudad de Los Ángeles. A medida que Smart y 99 están más cerca de desenmarañar el plan maestro de KAOS, los agentes descubren que su espía clave, Siegfried (Terence Stamp) y su compinche, Shtarker (Ken Davitian), planean sacar un beneficio de su red del terror. Sin experiencia práctica y con el poco tiempo del que dispone, Smart

(armado únicamente con unos cuantos dispositivos tecnológicos para espías y su desenfrenado entusiasmo) debe derrotar a KAOS si quiere que todo salga bien.

Esta adaptación presenta notables diferencias con la serie, ya que va más allá de la la estética ‘kitsch´ de los sesenta para convertirla en un desfile de moda actual. No obstante, no se ha renunciado a utilizar la antigua rivalidad entre las superpotencias rusa y estadounidense, de modo que CONTROL emula a la CIA y KAOS a la KGB. Ambas prosiguen sus historias como si el Muro de Berlín jamás hubiera caído y los anacronismos son muy flagrantes a juicio de la crítica.