"Female Trouble" es el nombre de esta exposición fotográfica que encabeza la oferta de la pinacoteca muniquesa para este verano y que se puede ver en la capital bávara hasta finales de octubre.

Alrededor de 150 instantáneas protagonizadas por mujeres ofrecen una visión completa sobre la naturaleza cambiante de lo femenino en la historia de la fotografía y sientan nuevas bases para el debate sobre la identidad de género.

Desde el descubrimiento de la técnica fotográfica -hace casi dos siglos-, las mujeres se han servido de este medio para manifestar su rebeldía y plantar cara a los estereotipos impuestos por la sociedad, la política y los medios de comunicación.

Gracias a la exposición se puede obtener una amplia visión de esta lucha. La muestra, que ocupa unos mil metros cuadrados en la planta primera del museo, reúne imágenes de finales del siglo XIX, que proyectan la naturaleza rebelde de la Condesa de Castiglione, pasando por la fotografía surrealista de Claude Cahun hasta llegar a autoras más recientes como Cindy Sherman o Sarah Lucas.

La muestra indaga así en algunos de los factores culturales que determinan la identidad femenina en cada grupo social.

Desde una marcada óptica femenina -que no necesariamente feminista-, las fotografías escenifican las mascaradas que han condicionado -y condicionan- a la mujer en su rol de madre, esposa o ama de casa.

Frente al obturador, las mujeres retratadas se rebelan contra el lugar común que propone que lo femenino es sinónimo de vulnerable, y posan ante el objetivo con fuerza, asumiendo incluso un aspecto masculino, en ocasiones, un tanto agresivo.

En su personal lucha, las fotógrafas deconstruyen la imagen femenina tradicional en Occidente rompiendo con los clichés, al tiempo que desarrollan una nueva iconografía de lo femenino, que se irá repitiendo a lo largo del siglo XX en adelante.

Se burlan, por ejemplo, de la imagen dócil de la mujer y, jugando con máscaras y antifaces, muestran una nueva fémina emancipada y segura de sí misma.

En esta línea se dirige el trabajo de la cubana Ana Mendieta, quien en su serie de autorretratos se libera ante el espectador detrás de un cristal translúcido, al igual que la austríaca Birgit Jürgensen, que también hace uso del espejo a modo de metáfora y en una de cuyas obras escribe: "Quiero salir de aquí"...

Otra de las fotografías de Jürgensen, "Gladiadora", presenta a una mujer sentada con las piernas cruzadas y, sobre ellas, un nido con dos huevos, en un buen intento de satirizar la sobreestimada masculinidad del sexo opuesto.

Incluso se pone en entredicho el carácter maternal intrínseco en la mujer: Una fotografía de Cindy Sherman representa a una Virgen en el momento de amamantar al Niño con un pecho al descubierto y una mueca de hastío en su rostro que dista mucho del amor de madre.

Tampoco faltan las fotografías dedicadas a las 'dragqeens' y travestidos a modo de guiño hacia aquellos hombres que posan y pasan por féminas, y que saben perfectamente que, como mujer, tienen que comportarse como la sociedad espera de ellas.

Junto a los retratos, el museo expone una serie de vídeo-instalaciones entre las que sobresale la obra de la austríaca Pipilotti Rist "Ever is Over All" (1997), en la que, a cámara lenta, una joven se divierte rompiendo las lunas de los coches aparcados en la calle con una flor tropical como su única arma.

El vídeo de esta artista, que centra sus obras en temas que tienen que ver con el género y la sexualidad, finaliza con una sonrisa cómplice entre la joven disgresora y una mujer policía que no hará nada por disuadirla de su acto de rebeldía, en una especie de alegoría de la lucha de sexos.