Los 23 indicadores que sirven para calcular este Índice, especialmente los relacionados con el riesgo de manifestaciones violentas por parte de la ciudadanía y con el grado de inestabilidad política, experimentaron un retroceso generalizado en el mundo y evidenciaron que "hay una relación entre la economía y la paz".

Así lo manifestó a Efe Steve Killelea, empresario y creador de este "Global Peace Index" (GPI), que desde hace tres años es una clasificación oficiosa de la paz por países con el objetivo de investigar la relación entre la economía, los negocios y la paz.

El Índice incluye 144 países (el 99 por ciento de la población mundial), de los que se estudian variantes cualitativas y cuantitativas relacionadas con la paz, en el terreno interior y exterior, y los niveles de democracia, transparencia, educación, bienestar material, criminalidad y respeto de los derechos humanos.

La lista la encabeza este año Nueva Zelanda, seguida de Dinamarca, Noruega, Islandia y Austria, entre las cinco primeras.

Los países con menos paz, teniendo en cuenta todas estas variantes, son Irak, Afganistán, Somalia, Israel y Sudán.

La lista la encabezaba el año pasado Islandia, que según Killelea "es el ejemplo claro de como una fuerte crisis económica, en este caso el colapso de todo el sistema financiero, derivó en protestas callejeras, inestabilidad política y un menor grado de paz".

El Instituto para la Economía y la Paz quiere subrayar que la paz supone un importante rédito para la economía y el mundo de los negocios, muy por encima de la industria de la guerra y el armamento, que representa algo más del 4% del PIB mundial.

En paralelo la publicación a este Índice, se dio a conocer un estudio sobre el impacto económico de la violencia que estima que los conflictos representan una pérdida de 4,8 billones de dólares (3,4 billones de euros) anuales para la economía mundial.

"Es sustancial el beneficio neto económico de la paz para la Humanidad. La paz tiene un valor económico distinto y separado del ya de por sí importante valor humanitario", declaró Killelea.

El fundador del GPI expresó su deseo de que este trabajo sirva para que la gente "comprenda la estructura y las actitudes que son necesarias para crear la paz, porque la paz es el núcleo del proceso que permite afrontar los muchos desafíos que tiene la Humanidad".

"Simplemente, la paz crea el ambiente óptimo a partir del cual se pueden llevar a cabo todas las actividades que contribuyen al crecimiento humano de las sociedades", explicó Killelea.

Hay datos muy significativos, como que 14 de los primeros 20 países son democracias occidentales o centro-europeas, que los cinco países escandinavos están entre los 10 primeros, y que EEUU está en el puesto 83 (tres por debajo del año anterior), ligeramente por encima de países como Kazajistán, Ruanda, Mongolia o Bangladesh.

Pese a haber experimentado un descenso en el riesgo de sufrir un atentado terrorista, EEUU cayó en la lista por el alto índice de criminalidad, la facilidad en el acceso a las armas por parte de la población y por tener la población reclusa más grande del mundo.

Irak, Afganistán y Somalia siguieron en los últimos lugares por sus respectivas guerras, siendo Madagascar el país que más puestos descendió con respecto al año pasado (del número 42 al 72) y Bosnia el que más ascendió, pasando del número 73 al 50.

Es significativo también que tres de las grandes potencias militares y políticas del mundo siguen en posiciones relativamente bajas: China en el número 74, EEUU en el 83 y Rusia en el 136.

Mark Moody, presidente del grupo minero Anglo American y presidente del Pacto Mundial de Naciones Unidas (organización que busca involucrar al mundo de la empresa en las iniciativas de paz), subrayó que la comunidad de negocios debe contribuir a un mundo menos violento "porque puede beneficiarse significativamente".

"Ya se está beneficiando de los ambientes no violentos, pero quizás el mundo de los negocios debería plantearse ahora que son las prácticas empresariales sanas, transparentes y éticas las que pueden jugar un papel importante para lograr la estabilidad y la paz", añadió Moody-Stuart.