El director de la clínica ginecológica, Giorgos Keratsás, explicó a la prensa que la paciente asumió el embarazo debido a que su hija nació sin útero ni vagina, pero con ovarios que funcionan, un fenómeno que se conoce como el síndrome Rokitansky-Kuster-Hauser.

Se han dado tres casos similares en EEUU y otros tres en Gran Bretaña de nacimientos con madres sustitutas de casos Rokitansky.

La "madre de alquiler" aseguró en declaraciones a la prensa que la idea de ayudar a su hija a ser madre fue suya y que acordaron que lo mantendrían en secreto hasta el nacimiento.

Los bebés, un varón de 1.950 gramos y una niña de 1.760 gramos, nacieron en forma prematura, a las 32 semanas de gestación, debido a una complicación en la salud de la madre-abuela.

El médico declaró que los bebés se encuentran en la unidad de cuidados intensivos y en perfecto estado de salud.

Para permitir la gestación, la hija fue sometida a una operación de cirugía plástica para crearle una vagina y que pueda así tener relaciones sexuales.

A continuación se hizo una inseminación artificial a la madre de alquiler.