Los procesos de selección podrán dejar a un lado los cuestionarios con preguntas sobre la personalidad de los candidatos y evaluar su idoneidad para un puesto a través de pruebas que miden algunas características personales de forma totalmente objetiva.

Estos son los datos que se extraen de los estudios del grupo de investigación en Psicología Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), que está desarrollando pruebas que evalúan la personalidad sin que la opinión que el individuo tiene de sí mismo o las respuestas aprendidas o consideradas adecuadas para determinado proceso de selección puedan afectar al análisis.

"Muchas personas tienden a ir a academias donde les dicen cómo contestar para adecuarse a lo que el empleador quiere, pero en las pruebas que estamos diseñando, esto no es posible", ha explicado a Efe el director del grupo de investigación y catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento de la UAM, José Santacreu.

Para que las pruebas aporten resultados objetivos es importante que las tareas no tengan ningún componente de habilidad o de conocimiento porque "entonces se estaría midiendo cuánto sabe la persona de una determinada cosa y no una tendencia de su personalidad", ha señalado Santacreu.

Las pruebas diseñadas por este equipo de investigación evalúan características como la minuciosidad o la realización de tareas de forma concienzuda; la confianza en sí mismo o en los demás que afecta a la capacidad de liderar o de trabajar en grupo; o la aversión o preferencia por el riesgo o por la innovación.

La investigación y la búsqueda de pruebas objetivas que comenzó en los años 90 se realiza ahora con la ayuda de los ordenadores, que no sólo facilitan la realización de las pruebas sino también en la evaluación de los resultados en las tendencias de personalidad.

Este estudio es pionero en España y uno de los pocos que se realiza en el mundo, pero los investigadores confían en que, en el futuro, los procesos de selección se verán modificados y se sustituirán los conocidos cuestionarios de personalidad por pruebas objetivas.

Santacreu ha reconocido que "el estado de ánimo de la persona influirá por supuesto en las decisiones que tomen ante las diferentes tareas y es obvio que una misma tarea resulta menos pesada si se está de mejor humor".

La evaluación de la personalidad se mide en un momento concreto por lo que, para reducir el efecto del estado de ánimo, las tareas se repiten en varias ocasiones y se valoran características de personalidad que tienen una estabilidad y consistencia a muy largo plazo.

Aunque las respuestas de un individuo concreto varíen un poco "siempre mantienen su consistencia y se mueven dentro de sus propios parámetros, así una persona arriesgada será aún más arriesgada si está de buen humor", ha apuntado Santacreu.

Estas pruebas objetivas facilitan a las empresas la contratación de personas que se ajusten al puesto, no sólo teniendo en cuenta sus capacidades sino también su forma de ser o personalidad.

"Las empresas prefieren mantener a la gente relativamente estable y quieren personas con ganas de desarrollarse y ascender en las empresas, pero también que se encuentren cómodos en sus puestos de trabajo", ha aclarado este investigador.

Cuando una persona se ajusta con precisión a su puesto de trabajo, se siente a gusto con sus tareas y además se siente valorado y gratificado por su labor.

Para la persona que busca empleo las pruebas objetivas de personalidad son una forma de conocerse mejor, de ser consciente de sus características de personalidad para detectar qué cosas le perjudican o benefician en la búsqueda de empleo y sobre todo para reconocer sus características en comparación con los demás.

"Una persona puede considerarse a sí mismo como alguien muy arriesgado pero si se le compara con la muestra de la sociedad puede descubrir que no lo es y puede que las empresas punteras de su sector prefieran a un empleado menos conservador", según ha afirmado Santacreu.

Pero además, estas pruebas permitirán a los jóvenes incorporarse a la empresa con empleos que se ajusten a su personalidad, en los que puedan permanecer a largo plazo y en los que se sienten cómodos.

Sin embargo, Santacreu ha asegurado que las entrevistas con los candidatos seguirán siendo necesarias porque "la reacción de las personas al preguntarles algo o incluso el tono de la voz dice mucho de alguien".