Un nuevo e impactante juego que arrasa en las escuelas de primaria de los Estados Unidos ya ha comenzado a tener sus admiradores en las escuelas de Europa, aunque en España aún no se ha difundido mucho y son pocos los que lo conocen. Se trata de una serie de pulseras de colores con un significado sexual. Quien lleva en su brazo alguna de estas ´sex bracelets´ o ´jelly bracelets´, como se las conoce, muestra a los demás sus preferencias en la cama, dependiendo del color de las citadas pulseras. Es un código secreto que los chicos y chicas comparten a espaldas de padres y profesores.

Por ejemplo, una pulsera negra representa la penetración; una azul, sexo oral; una roja, un beso con lengua, y una amarilla deja la cosa en un simple abrazo. Cada color significa algo específico, incluso la preferencia de tener sexo en un lugar público o en posturas determinadas. El código llega a tal punto de sofisticación que la pulsera verde fluorescente que brilla en la oscuridad representa la predilección de practicar sexo con ´juguetes´. Pero la cosa no sólo queda en un código secreto. Existe un juego asociado a estas pulseras. Se llaman ´snap´ y se trata de intentar arrancarlas del brazo de la persona deseada. Si se consigue, la ´víctima´ está obligada a practicar el acto sexual que el color de la pulsera arrancada representa.

Al parecer, en Estados Unidos esta ´moda´ lleva registrada como leyenda urbana desde finales del 2003, pero todo indica que el mito ha terminado siendo real. Esta práctica ha alertado a padres y educadores y ha ocupado páginas de rotativos tan prestigiosos como el ´New York Post´, entre otros medios de comunicación.

Peligros. Los expertos alertan de que este tipo de prácticas, en las que la comunicación verbal del flirteo queda en un segundo lugar, ya que los jóvenes no necesitan hablar para conocer las preferencias sexuales de sus pretendientes, puede acarrear muchos problemas, malentendidos y, llegado el caso, situaciones muy violentas.

Es evidente que no todos jóvenes que compran estas pulseras conocen el significado que otros han creado sobre ellas y sólo las lucen como un complemento más. Nadie niega que la moda del ´snap´ es un muy peligroso juego sexual.