Antonio Rodríguez Almodóvar estuvo ayer en Málaga para presentar en la Librería Luces su novela ´Si el corazón pensara´ (Alianza), una obra que suaviza con una cierta ironía y burla los graves acontecimientos de la época más dura del franquismo, la posguerra.

–¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de ´Si el corazón pensara´?

–Ha sido muy largo y me ha afectado mucho también, porque escribir una novela sobre una etapa histórica tan gris, en la que se mezclan perfiles históricos, sentimentales y personales muy fuertes. La novela está situada en los años de la posguerra y la represión franquista en un pueblo de la provincia de Sevilla. Trato de poner en evidencia lo que fue verdaderamente aquella etapa, menos conocida que la Guerra Civil, pero igualmente nefasta para este país.

–En la novela utiliza un lenguaje caricaturesco para narrar hechos terribles. ¿Por qué?

–La novela está escrita en clave de sarcasmo, de burla y tragicomedia; he preferido huir de la tragedia pura porque era tan fuertes los hechos que sucedieron en esos años. Las cosas que cuento son tan duras que me daba un poco de miedo trasladarlas en toda su crudeza. Utilizar la burla y la farsa es también una forma de poner en ridículo el franquismo. En una parte de la novela pongo que además de cruel fue espantosamente vulgar. He hecho una novela con datos ciertos, todo lo que se cuenta ocurrió de verdad, o algo parecido, y desvelo cosas que para alguna gente son exageraciones, y no lo son porque uno de los hechos que describo es que sólo en Sevilla hubo cinco campos de concentración, y algunos llegaron al año 1958. Y todavía una persona me ha revelado que hubo un sexto, en lo que ahora es el barrio de los Remedios.

–¿Considera necesario la recuperación de la Memoria Histórica a través de una ley?

–Es imprescindible que se conozca la verdad. Para que en España se produzca una reconciliación es absolutamente necesaria la verdad, porque sobre la mentira no se puede construir ningún pacto de futuro. No se trata de reivindicar ni de pasarles las cuentas ahora al franquismo, sino que se sepa la verdad, que ya es bastante.

–¿Por qué cree que se ha intentado ocultar este periodo de nuestra historia reciente?

–La novela está muy enfocada a las generaciones jóvenes, para que sepan lo que de verdad ocurrió. Es cierto que en los planes de estudio, por diversas cuestiones, se escamotea, no se llega o se intenta difundir esta otra visión, también muy nefasta, del reparto de culpas al cincuenta por ciento. En España incluso ha habido un ´negacionismo´; hay personas que niegan hechos que sucedieron, como la existencia de campos de concentración. Es verdad que mucha gente no lo sabe, porque fue tan extenso el voto de silencio, que no ha pasado de padres a hijos.

–¿Le ha sucedido el caso de que alguien le haya dicho que el libro le había herido la sensibilidad?

–No. Hay gente que me ha dicho que le ha dolido la novela y otros que le ha divertido mucho, porque la obra tiene su toque humorístico porque aborda el problema del franquismo con una nueva estética, la de la tragicomedia y el esperpento.

–¿Qué le parece que le comparen con Cervantes o Valle Inclán?

–Hago lo que puedo. El modelo es inalcanzable para mí, pero como propuesta y referencia me ha ayudado mucho.