Es una cara conocida de la pequeña pantalla: ´Pasapalabra´, ´Tú sí que vales´, ´Desesperado Club Social´... En el libro ´Sin-vergüenzas por el mundo´, que presenta estos días, relata las anécdotas de tres años como reportero audaz –uniformado con traje negro y gafas– del programa ´Caiga quien caiga´. Christian Gálvez se considera "más listo que guapo", pero quizás sea aún más desvergonzado que listo: durante uno de sus reportajes para ´CQC´ le preguntó a Keanu Reeves si iba a sacar un disco con su grupo [el actor de la saga ´Matrix´ formaba parte de una banda de grunge], y cuando el intérprete le contestó que no, Gálvez exclamó: "Gracias. No eres un buen músico".

–Con la R: dícese del periodista que se dedica a los reportes o noticias.

–Roedor de sesos.

–Error, tres palabras...

–Todo junto: roedor-de-sesos. No, vale, reportero.

–¿Cómo ingresa usted en la tribu reporteril?

–De rebote. No soy periodista.

–Iba para actor.

–Iba, pero tampoco soy actor, no quiero faltar el respeto a nadie. Terminé siendo presentador. Tampoco soy escritor. Lo de reportero fue una llamada de una persona especial en un momento muy determinado.

–La de reportero es verdaderamente una profesión arriesgada. ¿Alguna herida de guerra?

–Psicológicas. Pero sí nos han dado. Claro que el que sufre es el cámara, es el que se lleva los palos.

–¿Qué es lo más osado que ha hecho?

–Despelotarme en la playa de la Concha de San Sebastián.

–¿Qué personaje le impactó más de todos los que ha entrevistado?

–No doy nombres nunca. El que más, Jamiro [Karim Sánchez, el cámara que le acompañaba en los reportajes y coautor del libro]. Pero desde luego me quedo con el producto nacional.

–Confiese: ¿llegó a tocarle el trasero a Penélope Cruz?

–Nunca lo desvelaré. ¡Qué mosqueo pilló Matew McConaughey! [el novio por aquel entonces de la oscarizada actriz]. Ella lo tranquilizó, le explicó que era un programa de humor. Me salvó la vida.

–Por lo menos hacían turismo.

–No, desgraciadamente. No teníamos oportunidad de disfrutar. Estuve tres veces en París y no vi la Torre Eiffel.

–¿Las gafas tenían secreto?

–Las gafas, no. El traje es el que tiene secreto. Te convierte en un superhéroe. Te lo ponías y te atrevías con todo. Las gafas sólo te protegían del sol.

–¿Cuál es el reportaje perfecto?

–No existe, los buscamos mucho tiempo. Siempre hay personas a la que no les gusta. Pero, por lo menos, que lo vea.

–Igual es porque a veces no llevaban la acreditación a muchos de los actos a los que acudían.

–No, es que a veces la acreditación no servía para nada. En Berlín, en el Festival de Cine por la Paz, estábamos acreditados para la alfombra roja, pero llovía y no se paraba ni Dios. En el libro contamos lo que nos salió bien, pero muchas cosas salen mal y no se cuentan. Pero es increíble las situaciones tan surrealistas que pasas.

–¿Todo lo que cuentan en ´Sin-vergüenzas por el mundo´ pasó de verdad? ¿Un mono malayo se puso las gafas? ¿Rompieron un premio de la MTV?

–Sí, sí, todo. Es que todo está grabado y se vio.

–Lo de "One question for Spain", ¿funcionaba?

–Qué va. Yo siempre lo decía, a ver si pensaban "Éstos vienen de lejos, vamos a atenderles", pero la verdad es que no me comía un colín.

–¿Y lo de escribir?

–No soy Pérez Reverte ni Dan Brown ni Stieg Larsson. Es un libro para quien le interese el reporterismo callejero que hacía ´Caiga Quien Caiga´ y quiera dos horas de risas.