21 de marzo de 2006. "Just setting up my twttr" (algo así como "Instalando my twttr"), ´colgó´ Jack Dorsey. Nacía Twitter, el servicio de microblogging con el que crear y enviar entradas de texto con un máximo de 140 caracteres, básicamente como la mensajería entre móviles o como un ´macromessenger´ pero de ámbito público, no sólo para amigos y conocidos. Ayer, 21 de marzo de 2010, Dorsey y su socio Evan Williams, comprobaban cómo su pequeña idea ya es considerada uno de los hitos del aún infantil siglo XXI, según la revista ´Time´, cómo genera unos 30 millones de dólares en beneficios al año y cómo el Diccionario Collins ya reconoce ´twitear´ como verbo.

Es, sin duda, el pájaro más famoso de la Red –´twitter´ es en inglés ´gorjeo´, ´trino´; eso sí, ´tweet´ también puede significar imbécil– . Pero su diseño costó sólo seis dólares a Dorsey y compañía: simplemente licenciaron el ave a través de iStock Photo. Y voilà. Para muchos, toda una revolución de la forma en que nos comunicamos. No hay día que pase sin que una noticia curiosa relacionada con Twitter salte a los medios: por ejemplo, este pasado fin de semana se supo que Demi Moore y Nia Vardalos, dos de las ´celebrities´ adictas al ´tweet´, le salvaron la vida a una persona gracias, precisamente, a esta red social –"No tengo ninguna razón para vivir", escribió un chaval en la dirección de Twitter de Moore, que le preguntó si necesitaba ayuda. Mientras, Vardalos alertó a las autoridades, que acudieron al domicilio del muchacho–. También este mes una joven, Angie Jackson, ´retransmitió´ su aborto vía Twitter, escribiendo sus reflexiones y sensaciones tras iniciar un tratamiento de interrupción.

Pero esta web no es sólo refugio de peroratas con mayor o menor sentido. De hecho, tiene una utilidad realmente eficaz en ciertos momentos: en el reciente terremoto de Chile, que colapsó los ´sites´ de la mayoría de los medios de comunicación del país, multitud de ´twitteros´ publicaban sus breves informaciones, ´updates´ (actualizaciones) e, incluso, fotografías de los devastadores efectos sísmicos, nutriendo posteriormente de contenidos a los periódicos y los telediarios de la nación. No olvidemos tampoco su eficacia más que probada en la revuelta tras las elecciones de Irán, donde los periodistas ´convencionales´ fueron despojados de sus acreditaciones y sólo los testimonios de los muchos ´twitteros´ ofrecieron cumplida información de lo que acontecía.

Aunque, claro, también desde Twitter se han provocado alertas con la publicación de rumores falsos, malintencionados o no; cosas de ese denominado periodismo ciudadano tan en boga estos días. Y desde ciertos medios mexicanos se acusa a esta herramienta de ser un aliado de los secuestradores, que controlan lo que hacen y cuando lo hacen sus posibles víctimas.

Más inconvenientes o desventajas son las que aportan los lingüistas, que ya dieron la voz de alarma al referirse a los SMS de los teléfonos móviles: por la limitación de los 140 caracteres, los usuarios de Twitter ´devoran´ bastantes letras de las palabras, perpetuando una, dicen los expertos, pobre expresión formal. Por no hablar de los contenidos de los mensajes: ¿quién, a no ser que sea un aforista consumado, puede exponer un tema en cierta profundidad en poco más de un centenar de letras? Por eso, muchos detractores de Twitter aseguran que no es más que la entronización de la banalidad.

Quizás porque los españoles solemos explayarnos en nuestras conversaciones –la capacidad de resumir no nació en el Mediterráneo–, el servicio en español de Twitter ha arrancado tarde (noviembre del 2009) y no tan bien como muchos observadores esperaban: mientras España ocupa el segundo lugar en número de usuarios de otras redes sociales –sólo superada por Brasil–, en cuanto al tema ´tweet´ somos los decimocuartos. Quizás todo esto cambie con Picotea, el heredero español de Twitter –equivalente a Tuenti respecto a Facebook–: este servicio de microblogging creado por ExpanSoft Soluciones Informáticas y 100% español ya cuenta con algunos ´fans´ como Esperanza Aguirre, y los expertos en tecnología le auguran importantes resultados a medio plazo.

Dos malagueños, entre los cien ´twitteros´ hispanos más influyentes

El malagueño Antonio Ortiz es lo más cercano al concepto de ´gurú´ tecnológico que tenemos en nuestra tierra. Su web, Error500, un espacio para el análisis de las tendencias y negocios en internet y de las tecnologías del presente y del futuro destinado tanto a expertos como a usuarios principiantes, es una de las mecas a las que peregrinan diariamente los aficionados a estos temas –presenta más de 150.000 usuarios únicos– desde el año 2003. También es co-fundador de Weblogs SL, una empresa clave en el sector de los weblogs en español y, aseguran, "la mayor de Europa" en su ramo. En suma, méritos más que suficientes para que Ortiz sea uno de los 100 ´twitteros´ castellanoparlantes más influyentes, según un reciente ránking elaborado por los editores de ALT140. En la lista también aparece la profesora de la UMA y periodista Sonia Blanco, también con una página web personal (www.soniablanco.es), centrada fundamentalmente en las reflexiones sobre los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.