Actriz, empresaria teatral, directora de doblaje –dobladora también: suya es la voz española de Didi, de la popular serie de dibujos ´Los Rugrats´, por ejemplo–, hasta protagonizó una portada de ´Interviú´ en los años en que España se abría tras la cerrazón. Ahora, tras media vida en Madrid –allí se ´exilió´ a los 18 años persiguiendo su sueño: actuar–, ha regresado a Málaga, y dedica buena parte de los días a pasear por las calles que la vieron nacer, siempre y cuando sus compromisos laborales no la ´envían´ de nuevo a Madrid. "Aquí estoy en la gloria", nos dice. Pronto será una de los quince protagonistas de ´Contra el olvido´, el documental producido por Carlos Taillefer sobre secundarios españoles de los años sesenta y setenta. De eso y de mucho más nos habla.

Viejas glorias y secundarios. "No es un concepto peyorativo, no lo entiendo así. Y menos en mi caso: yo lo que no quiero es quedarme de brazos cruzados a hacer de abuelita; soy una persona activa pero con tranquilidad y buenos alimentos. Tampoco creo que ser un secundario sea peyorativo. Yo no me quejo de la falta de reconocimiento. Ahora la gente trabaja porque quiere ser famosa, pero yo sólo quería trabajar porque era lo que me gustaba: era feliz rodando a las seis de la mañana, a las tres de la madrugada, con frío, con calor...".

Malagueña en Madrid. "Me fui a Madrid muy jovencilla, a los 18 años, cuando mi padre se murió, porque él se oponía a que estudiara Arte Dramático. Tuve suerte porque a los nueve meses de entrar en la escuela de Miguel Narros ya estrené una obra de teatro; después me vio Alonso Millán y me contrató, después trabajé para televisión con Gustavo Pérez Puig, hice ´El libro del buen amor´, películas con Carmen Sevilla, Pepa Flores, Mariano Ozores, Vicente Aranda... Y siempre siendo muy andaluza: por ejemplo, dirijo doblaje en andaluz [interpreta una orden con acento malagueño]; cuando se enciende la luz roja ya dejo de ser Mabel y paso al neutro.

Recuerdo que en Madrid mi casa siempre estaba abierta. Allí han vivido cantidad de actores, que no voy a decir porque no lo veo bien; se encontraban en Madrid despistadillos, les echaba una mano, entraban para una semana y terminaban quedándose años. Estaban tan a gusto... Mi casa era Málaga en chiquitillo, siempre oliendo a jazmines. ¿Que algunos después no se han portado tan bien conmigo? Tampoco vamos a decir nombres. Allá ellos".

Familia. "Siempre fue estupenda conmigo mi familia. Cuando empezaron a salir mis intervenciones en la tele, en blanco y negro, se juntaban con los vecinos para verme, porque no todos tenían tele. Mi madre me ha defendido; por ejemplo, salió un reportaje mío en ´Interviú´, en el que iba así un poco ligerilla, y le decían sus amigas: "Hay que ver, tu hija enseñando los pechos". Y ella les respondía: "¿A que los tiene muy bonitos?". Mi madre ha visto casi todas mis películas, menos las de Jesús Franco [director de cine de culto conocido por las atrevidas escenas de sus películas]. Por cierto, menos mal que le dieron el Goya de Honor a Jesús porque ha dedicado toda su vida al cine: yo he recibido cartas hasta de Francia pidiéndome material fotográfico de los rodajes con Jesús".

Carrera. "La verdad es que de todos estos años no tengo malos recuerdos de nada ni de nadie, aunque siempre hay algún cabroncetillo... Sí ha habido momentos bajos, claro: fundé una compañía de teatro y nos iba bien, apostamos mucho dinero con una obra política dirigida por Fernando Fernán Gómez con la mala suerte de que coincidió con el 23-F y en Madrid nadie se atrevía a salir... Ahí me quedé en la ruina. Pero siempre tengo más presentes los buenos momentos, el rodar con Vicente Aranda y Maribel Verdú las escenas de ´Amantes´, por ejemplo".

Doblaje. "He doblado a Bette Davis, a Joan Crawford... La lista es infinita, sobre todo como directora de doblaje. Cuando empezaron las cadenas privadas, yo trabajaba en EXA y recuerdo que dormía cuatro horas al día: el resto era trabajar y trabajar, como haciendo salchichas.

Los que critican el doblaje no se dan cuenta de que es necesario, de que mucha gente no quiere o no puede mirar los cartelitos mientras ve una película... Y se mejoran cantidad de voces: por ejemplo, la de Clark Gable, que era absolutamente horrorosa [la imita, muy nasal]; luego, cuando le dobló Baltanás, ¡no veas cómo quedaba!".

Ahora. "Quiero ponerme en contacto con gente para seguir, no me cierro a nada. Hace poco hice un corto por el que recibí cinco premios de interpretación, en Canadá, Italia y España. No te da popularidad pero la verdad es que tú te quedas muy a gusto. Y eso es lo que quiero. A mí se me dan muy bien los papeles de mala, como dice mi hermana, pero con un punto de ternura. Pero si tengo que hacer de mala mala y te tengo que matar, con todo el dolor de mi corazón te mato. Una vez tuve que matar a un chaval en un rodaje, ¡con unas tijeras! Y ahí lo hice, con toda la mala leche que me pedía el director de la película".