Carmen Machi protagoniza junto a Javier Cámara ´Que se mueran los feos´, la segunda película de Nacho García Velilla, una comedia sobre las segundas oportunidades de la vida que ayer abrió el concurso de la Sección Oficial del Festival de Málaga. La intérprete de ´Aída´ afirma con contundencia que nuestra cinematografía goza de gran salud y talento.

En esta cinta encarna a un personaje que mira más allá de las apariencias físicas. ¿Cree que todos tenemos esa capacidad?

–Las películas ayudan mucho a descubrir qué es lo que opina uno de las cosas. Y en este caso, Nati, el personaje que interpreto, es más feliz que muchos de los otros personajes, precisamente porque piensa así. Es una persona a la que la vida le ha despojado de muchas cosas, y que ha sabido subir y salir adelante. Ella se da cuenta de que sin tantas cosas se puede seguir viviendo. Es feliz porque está viva y porque se quiere mucho a sí misma y, sobre todo, porque hace feliz a los que están con ella. Valora las cosas pequeñas, que son las que te llenan en la vida. Y, sobre todo, sabe enamorarse y tiene capacidad de amar.

¿Y piensa que puede aplicarse esta filosofía a la vida real?

–Es cierto que hay que tener en cuenta que es una película y que sólo se muestra la parte positiva. Después, en el día a día estamos rodeados de circunstancias que no son tan sencillas. Pero yo estoy muy agradecida a la vida, por todo lo que me ha dado y me da. No sé lo que la gente ve en mi aspecto físico, pero a mí me importa bastante poco: mientras tenga salud...

Curioso, porque el físico es parte de la materia prima de un actor...

–Claro. Pero yo he tenido mucha suerte. Siempre he hecho personajes de gente normal, en los que el físico no está por delante... Al igual que éste personaje, que es completamente de carne y hueso.

¿Le ha ayudado en su carrera haber comenzado por el teatro antes de dar el salto a la televisión y al cine?

–Los que empezamos por el teatro es porque es el único medio al que tenemos acceso. Es la realidad. Uno empieza en compañías con grupos de amigos y no pensando "voy a hacer una serie o una película". Pero también me parece maravilloso los que comienzan con la tele y sólo hacen televisión o los que sólo hacen cine. Los actores interpretamos y el arte de la interpretación se da en esos tres medios. Si tienes la suerte de tener los tres, pues mejor. Pero no es mejor ni peor hacer tele sin haber hecho teatro o al contrario.

Lo que no posee el teatro es la capacidad de proyección de la tele...

–Es una cuestión de números. En un teatro te ven 500 personas en dos horas, mientras que en las series que yo he estado haciendo había una media de 6 millones de personas viéndote. Eso vende mucho y tú y el producto generan mucho dinero. Es cierto que la televisión te da mucha popularidad, que es la misma razón por la que, en un momento dado, la abandonas: el exceso de popularidad. Pero es un medio muy digno y tremendamente difícil.

¿Cómo se ve el cine español desde dentro? ¿Cuál es la última película que ha visto?

–La última película que he visto es ´La isla interior´. Y me siento tan orgullosa de pertenecer a esto... Creo que en el cine español hay una calidad muy grande e interesantísima. Hay una variedad increíble. Tenemos un sello personal y no hay que acomplejarse, sino defender más lo que uno tiene, porque cuesta mucho esfuerzo. El cine español tiene un lugar muy grande.

Aún así, sigue habiendo gente que, por sistema, descarta entrar a las salas donde se proyectan cintas españolas...

–¿Y eso por qué pasa? No lo entiendo. Pero lo más grave es que esa actitud también viene desde dentro de la profesión. Es algo que me parece fatal.

Eso sí que es tirarse piedras sobre el propio tejado...

–Claro. No lo puedo comprender. Si este país es muy rico en todo, por qué no va a serlo en el cine... Y además se hace cine para todo el mundo. Yo estoy encantada con el cine español, al que le auguro un futuro estupendo. Y, además, estamos en el Festival de Málaga, que se vuelca con el cine español y que nos hace sentirnos como un Dios. Estoy muy emocionada y contenta de estar aquí.