Michael Corleone, Tony Montana, Frank Serpico... Son personajes inmortales del cine que han nacido de las entrañas de Al Pacino, uno de los mejores actores de la historia, que hoy cumple 70 años enamorado de Shakespeare e intentando salvaguardar su intimidad.

Ha ganado el Óscar, el Emmy y el Tony al mejor actor. Su mirada es capaz de helar y enternecer corazones según convenga, y de su calma tensa nacen brotes de rabia e intensidad en sus interpretaciones más brillantes. Sus películas hablan por él, pero pocos conocen al verdadero Alfredo James Pacino.

"Toda mi vida he luchado por proteger a mi familia". Es una frase de Michael Corleone (´El Padrino´), el personaje por el que siempre será recordado. Pero bien podría haber sido dicha por el propio actor, celoso de su privacidad hasta límites insospechados. Por eso llamó la atención que dejase entrever algún sentimiento en una reciente entrevista. A la pregunta de por qué nunca se ha casado, contestó: "No lo sé. Tal vez lo haga algún día. Soy joven aún para casarme. Sí te puedo decir que debí hacerlo un par de veces. Aún hay esperanza".

Al intérprete, que ha mantenido relaciones con Diane Keaton, Beverly D´Angelo (con la que tuvo gemelos) y Jan Tarrant (con la que tuvo una hija), se le asocia ahora con la argentina Lucila Solá, 37 años menor que él.

La carrera de Pacino se extiende por cuatro décadas en las que ha filmado unas 40 películas y por las que ha conseguido ocho candidaturas a los Óscar. Sonó la flauta en una ocasión, la última vez que resultó nominado (´Esencia de mujer´, 1992).

Su papel del coronel ciego Frank Slade, provocador y suicida, hizo que Hollywood saldara una deuda de años con el actor, candidato a la estatuilla también por ´El Padrino´, ´Serpico´, ´El Padrino II´, ´Tarde de perros´, ´Justicia para todos´, ´Dick Tracy´ y ´Glengarry Glen Ross´.

Pacino le debe su carrera a Coppola, el director de ´El Padrino´, quien se fijó en el actor –por entonces un completo desconocido– para protagonizar la que sería una de las películas más famosas del celuloide.

Hasta entonces Pacino, criado al sur del Bronx por su madre soltera y su abuelo, había abandonado el instituto a los 16 años y se ganaba la vida con las propinas de algunas pequeñas obras de teatro. Y abusaba del alcohol. "Lo hacía en exceso", admitió el actor, que sin embargo lleva 30 años sin dar un sorbo.

Después ingresó en el Actor´s Studio de Manhattan, donde se establecería como uno de los representantes del ´método´ (que apostaba por que el actor se convirtiera en el personaje). En ´El Padrino´ Michael Corleone pasaba de héroe de guerra a mafioso que toma las riendas del imperio de su padre, Vito (Marlon Brando). A ese papel le siguieron otros del género mafioso como los de ´Scarface´, ´Carlito´s Way´ y ´Donnie Brasco´.

Shakespeare. En los últimos años se embarcó en una serie de trabajos alimenticios con la intención de conseguir financiación para sus proyectos, más relacionados con su pasión por Shakespeare y el teatro. "A veces no he tenido demasiado interés en lo que hacía. Hay un par de películas mías que veo en la televisión y me pregunto qué estaba haciendo", se sinceró el intérprete. Ese dinero le ayudó a dirigir el documental ´Looking for Richard´, un análisis sobre Ricardo III basado en la obra histórica de Shakespeare. Su amor por la obra del dramaturgo le llevó a protagonizar ´El mercader de Venecia´ y entre sus planes está encarnar al Rey Lear en el cine.