Si el científico más inteligente del mundo dice que hay extraterrestres es para pensárselo. Si además afirma que "casi seguramente existen, pero lo mejor es no contactar con ellos" porque muy probablemente son hostiles, es para preocuparse. Y eso es lo que acaba de afirmar Stephen Hawking, profesor de la Universidad de Cambridge, el físico teórico más audaz de nuestros días, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica y multilaureado.

Las especulaciones sobre la existencia de vida extraterrestre son tan antiguas como las civilizaciones más remotas. Y más aún en el caso de la vida inteligente lejos de nuestro planeta, que es lo que realmente ilusiona o inquieta desde siempre. La novedad es que Stephen Hawking habla desde las fronteras más avanzadas de la ciencia y aún va más allá, porque no se limita a conjeturas físico-matemáticas, sino que se interna en el camino de las ciencias humanas –en este caso serían alienígenas– en los saberes sobre conductas y comportamientos.

Desde esa perspectiva sentencia que los marcianos –término genérico de uso cotidiano– son peligrosos y que las consecuencias de tratar de entablar contacto con ellos serían devastadoras para la humanidad.

Enfermedad. Hawking padece desde hace décadas una enfermedad paralizante que lo tiene postrado en una silla de ruedas. No puede escribir, apenas maneja un sencillo ordenador para comunicarse y sus movimientos prácticamente se reducen a leves parpadeos. Desde esas limitaciones extremas ha logrado, sin embargo, pensar en el Universo entero, el tiempo, los agujeros negros y los problemas más complejos de la astrofísica para concluir: "Para mi cerebro matemático los números por sí solos indican que es perfectamente racional pensar en alienígenas".

La declaración formal está incluida en un documental de la cadena Discovery Channel. La emisión está prevista para el próximo 9 de mayo, pero los avances del programa ya han desatado una polémica planetaria. Y es que Hawking considera que es suficiente mirarnos a nosotros mismos para concluir que la vida inteligente puede transformarse en algo "que no querríamos conocer". El profesor británico considera que mejor que contactar con platillos volantes es tratar de saber cómo son sus pilotos y averiguar qué buscan. Hawking sospecha que podrían haber agotado los recursos de su planeta y vendrían a la Tierra en "naves gigantes" para reabastecerse. "Quizás esos alienígenas tan avanzados se hicieron nómadas en algún momento, buscando colonizar cualquier planeta que esté a su alcance", añade. Hawking insiste especialmente en una idea cargada de prudencia y cautela: "Si alguna vez nos visitan los extraterrestres, creo que el resultado sería parecido a lo que ocurrió cuando Colón llegó a América. Aquello no acabó muy bien para los nativos americanos".