La noticia saltaba a primera hora de la mañana de ayer. La Casa Real informaba de que el Rey Don Juan Carlos estaba siendo intervenido en el Hospital Clínic de Barcelona para extirparle un nódulo pulmonar, que fue detectado a finales de abril, en su última revisión médica. Tras más de dos horas de intervención, el equipo médico compareció ante los medios de comunicación para dar a conocer que el Rey se encuentra "muy bien" y que la lesión hallada es "benigna". Lo refrendó pocos minutos después la propia Reina, Doña Sofía: "Estoy bien, feliz, ahora que ha pasado todo. Tiene una salud impresionante", declaró a los medios exultante. A las 20.00 horas, último parte de la jornada: evolución general favorable. Nada de que preocuparse, por tanto.

Pero no todos se mostraban optimistas a primera hora de la mañana, cuando los diarios ´online´, las radios y las cadenas de televisión ´escupían´ el titular: "El Rey, operado de un tumor". Pero la hospitalización no fue de urgencia; estaba programada, de hecho. Don Juan Carlos se sometió los días 26 y 27 de abril a su examen médico anual en la Clínica Planas de Barcelona. Diversos especialistas le realizaron una serie de pruebas del aparato cardiocirculatorio, digestivo, respiratorio, neurológico, génito-urinario, locomotor y de los órganos de los sentidos. El 28 de abril, sólo un día después de concluir el reconocimiento médico, el Rey se sometió a un nuevo estudio que reveló la existencia de un nódulo de 19 por 12 milímetros de tamaño y que estaba situado en la región apical del lóbulo superior del pulmón derecho, pero el parte médico indicó que dicho nódulo estaba muy localizado y no infiltraba pleura.

Así que se decidió hospitalizar al Monarca para descartar sospechas. El equipo que atiende al Rey decidió afrontar la operación "sin prisas pero sin pausas", señaló el doctor Laureano Molins López-Rodo, por lo que fijaron la operación intentando respetar la agenda de Don Juan Carlos, y en un sábado para intentar alterar "lo menos posible" la normalidad de la actividad del hospital.

Molins explicó que la intervención duró tres horas y consistió en una pequeña toracotomía para realizar una resección en cuña amplia, a través de la cual se le extirpó el nódulo para poder analizarlo. Si el tumor hubiese sido maligno, hubiese sido necesario practicar una lobectomía y extirpar todo el lóbulo superior derecho. Según el equipo médico, el nódulo era sospechoso porque no existía hace un año y por los antecedentes de tabaquismo del paciente, por lo que, después de comprobar que la lesión había crecido cerca de 10 milímetros en un año, los doctores decidieron que debía extirparse.

"Sin prisas". Una vez constatado que el tumor es benigno y "desterrada" la palabra ´cáncer´, los médicos estiman que el Rey pueda recibir el alta hospitalaria dentro de "entre tres y cinco días". Hasta entonces, se encuentra en una zona específica del hospital para garantizar "su confort y seguridad", según explicó el director médico del Hospital Clínic de Barcelona, Josep Brugada. Al ser preguntado por el plazo que se marcan para que el Rey pueda volver a sus obligaciones habituales, Molins descartó fijar una fecha y explicó que el periodo de recuperación "no es el mismo para descargar muelles que para reunirse y saludar". Del mismo modo, rechazó que deba seguir a partir de ahora un tratamiento especial, puesto que al tratarse de un tumor benigno no será necesario practicarle ni quimioterapia ni radioterapia.