Santiago Segura es una de estas personas con las que no hay término medio: o se le idolatra o se le repudia. Pese a sus intentos de apartarse de su gran personaje, José Luis Torrente, con sus películas sucede un fenómeno parecido.

Es por eso por lo que la tercera entrega de su saga del detective español más famoso, que ha hecho pasar a un segundo plano a personajes clásicos como Roberto Alcázar, es un producto perfecto para `torrentistas´. Se trata casi de una nueva tribu que, si nos fijamos en el público que en estos días llena las salas de toda España, agrupa a quinceañeros con acné y pocas ganas de pensar y a otros más maduritos que, de cierta manera, crecieron con las irreverentes frases de `El brazo tonto de la ley´ y `Misión en Marbella´ como coletillas.

`El protector´ no es, evidentemente, una película para cinéfilos. A ninguno de ellos se le ocurriría gastarse unos euros en ver semejante cinta. Es una película para gente sin complejos, que no tiene mayor reparo en manifestar públicamente su atracción por la caspa y que, probablemente, no tenga ni el menor interés por el cine de ensayo.

El protector. Torrente recibe en esta ocasión el encargo de proteger a una polémica eurodiputada que llega a nuestros país con el objetivo de destapar los sucios negocios de Petronosa, una empresa que no tendrá inconveniente en contratar a unos matones a sueldo para deshacerse de esta incómoda y escurridiza oponente. Y para que no ocurra nada, está el hombre menos cualificado del Cuerpo de Policía, cómo no, el impresentable Torrente, quien tendrá la posibilidad de adiestrar a su equipo de confianza. Conociendo un poco al maestro, se pueden hacer una idea de cómo son los colaboradores, todos ellos personajes sacados de los submundos más pintorescos.

Tampoco se puede pedir una interpretación magistral a ninguno de los actores, excepción hecha del propio Segura y del gran Tony Leblanc, cuya presencia es imprescindible. Pese a que de todos es conocida la gran capacidad del veterano actor, vuelve a sorprender con un registro complicado. El único que probablemente deja un poco con la miel en los labios es el polifacético Carlos Latre, que indudablemente se luce más como la becaria Bea que como Torrente junior.

Por lo demás, encontramos en `Torrente 3: el protector´ un guión lleno del humor más disparatado, políticamente incorrecto y rozando el mal gusto. Es decir, lo que se esperaba. Entre ellos, innumerables cameos de los famosos más inesperados que han logrado entrar por la puerta más o menos grande en el olimpo `torrentiano´.