Antonio Robles Egea es profesor de Ciencias Políticas y ha publicado multitud de artículos sobre historia y pensamiento político. Ayer se encargó de dar la conferencia ´Intelectuales y política a finales del siglo XX´ dentro del curso ´Intelectuales y política en la historia contemporánea´. Este profesor ofreció en su intervención varias perspectivas de cómo algunos autores entienden a los intelectuales y su papel desde finales del siglo XX.

-¿Cómo eran los intelectuales de finales del siglo XX?

-Son intelectuales distintos de los de principios de siglo, ya no están tan comprometidos como los originarios. Están profesionalizados y se vinculan con instituciones, empresas, partidos, administraciones públicas... y ya no se ve tan clara la imagen de ese intelectual que protestaba y se erigía como moralista de la sociedad.

-¿Tiene que ver la llegada de la democracia con ese asentamiento de los intelectuales?

-Sí, sin lugar a dudas el hecho de que se implante una democracia, más o menos sin enemigos, hace que los intelectuales se instalen en la diversidad que existe dentro de la sociedad y dejen de estar unidos para protestar. Ahora están divididos, cada uno piensa de forma distinta y reflejan la sociedad plural y la diversidad de opiniones.

-¿Cree que los intelectuales antes eran un nexo entre los políticos y la sociedad? ¿Ya no es así?

-Siguen siendo necesitados por los partidos políticos, pero ahora los roles han cambiado y son los intelectuales los que están al servicio de los políticos y no al revés. Antes los intelectuales eran más libres, ahora tienen contratos fijos.

-¿Qué intelectuales le parecen más destacados en la actualidad?

-Ya quedan pocos intelectuales independientes, que digan las cosas de la sociedad y hablen sin tapujos sobre los problemas políticos, que a la vez sean escuchados y tengan repercusión. Entre los que podría destacar actualmente están Santos Juliá o Fernando Savater. Entre los del siglo pasado me gustaría nombrar a Tierno Galván, José Luis López Aranguren, Agustín García Calvo o Jorge Semprún.

-¿Cree que es necesario recuperar el rol reivindicativo de los intelectuales?

-Muchos profesores añoran su compromiso y moralidad, pero creo que es difícil que se pueda satisfacer esa reivindicación.