Es de Capuchinos, aunque su casa y su corazón están en Nueva Málaga, el barrio por el que lleva luchando los últimos 30 años. Antonio Sánchez, de la quinta de 1927, no pudo ir a la escuela en un barrio "pobre a no poder más". Hijo de un carrero que trabajaba en el Puerto y con cinco hermanos, empezó a trabajar con ocho años en una carnicería. "Yo me enseñé a leer y a escribir, aunque un maestro de escuela me ayudaba porque en la carnicería me daban permiso", cuenta.

La carnicería, junto al Molinillo, se transforma al poco tiempo en una de las 12 tabernas de un comerciante, "y casi entro yo en el trato", recuerda. "Yo iba por Málaga entera a repartir el vino en un carro, a pie, llevando garrafas a la Malagueta, a ´Antonio Martín´, donde la dueña, Rosario, me daba una tapita, y me plantaba desde calle Nueva a Fuente Olletas con el vino blanco", cuenta Antonio, al que ya muchos conocen como Boris.

Con 19 años, se convierte en encargado de la taberna, ocupación que mantiene al regresar de la mili en la base naval de Canarias. "Allí estaba yo, aguantando borrachos, trabajando desde las 7 de la mañana a las 11 de la noche", destaca.

También en esa época se despierta el interés por la política y un amigo, Paco Arcas, le fabrica y regala una radio. "Yo ponía radio Tánger porque daban noticias políticas de Franco", explica. El problema llegó una vez cuando su jefe le sorprendió ´a la escucha´, pero Antonio tenía una excusa ´comercial´ y le contestó: "Jefe, es que yo lo pongo para escuchar flamenco y atraer a la gente aquí para vender".

Hacia 1955 entra en el PCE al contactar con los hermanos Fernández Hierrezuelo. Las reuniones clandestinas a las que asiste se realizan en la playa y en los Montes de Málaga, ´camufladas´ como excursionistas con garrafa de vino y bacalao. "Cuando veíamos que no había guardias civiles nos programábamos", cuenta. Antonio forma parte de una célula y reparte el ´Mundo Obrero´. "Yo tenía que ir a la Carretera de Cádiz, a un lavadero de coches, donde un camarada me los dejaba y luego yo los llevaba escondido".

Coca Cola. Y la vida sigue y cambia para Antonio Sánchez. En 1954 se casa con Isabel, con la que tiene dos hijas y tras conocer a un traductor oficial de idiomas, durante el homenaje a un jugador del Málaga, consigue la autorización para fundar una peña barcelonista y encuentra trabajo en la novedosa fábrica de Coca Cola. "Por entonces lo de ´coca cola´ en Málaga no sabíamos ni pronunciarlo, aquí tenía muy poca presencia, salvo en algunos hoteles, cuando llegaba de Valencia".

Antonio Sánchez, Boris, también ingresa en Comisiones Obreras y en Coca Cola continúa su labor política. "Empezamos a negarnos a echar más horas, les decía a los compañeros que había que crear más puestos de trabajo", recuerda. La legalización del PCE le cogió con una calentura. Ya en democracia, Antonio fue ´sorprendido´ por el responsable de Coca Cola dando un mitin a los trabajadores subido en un palé. Su entrega en el PCE le llevó a conocer a Santiago Carrillo, a Dolores Ibarruri y a viajar en 1980 a Rusia, para conocer de cerca el comunismo, aunque reconoce que observó bastantes fallos. Para Antonio Sánchez, Stalin hizo un flaquísimo favor a la ideología comunista.

Jubilado en Coca Cola, Antonio Sánchez ha seguido luchando por sus ideales, aunque ya no está afiliado al PCE. Con 81 años, conserva las ganas de vivir y las de pelear por su barrio.