A comienzos de los 80, el televisivo Padre Mundina visitó Málaga para dar una conferencia en el Ateneo de Málaga. El religioso aseguró que rezaba "todos los días" por el ficus lyrata del Parque de Málaga. Unos seis años antes, la apertura de un vial en las proximidades había provocado el declive del árbol, el mejor ejemplar de Europa. La intervención del Padre Mundina no pudo impedir la desaparición del ficus.

Como el hombre tropieza en la misma piedra todas las veces que hagan falta, los técnicos de Urbanismo más ´impermeables´ a la sensibilidad botánica están dispuestos a repetir la hazaña, proyectando una carretera junto al Arroyo del Café, que como denuncia la Academia de Bellas Artes de San Telmo, acabará en pocos años con el mejor ejemplar de ficus microcarpa de Málaga.

En la absurda operación también desaparecería una casa de seis plantas, con unos vecinos que en algunos casos llevan 70 años viviendo en esa parcela.

El único consuelo es que Urbanismo ha enmendado (sólo en parte) la fechoría y no derribará una casa de Gerónimo Cuervo para que la carretera termine en el paseo marítimo. Como la Junta va a proteger Bellavista de futuras agresiones, la Gerencia se contenta con que el desaguisado desemboque en la avenida del Pintor Sorolla.

En Málaga hace miles de años que abandonamos la edad del Hierro y la del Bronce, pero estamos inmersos en la edad del Ladrillo, con unos ´daños colaterales´ que a la vista están en toda la ciudad.

La inaudita sobreexplotación urbanística de las alturas del Limonar trae ahora consigo la necesidad de construir una ´vía de escape´ del tráfico. La Gerencia de Urbanismo asegura que estudia otras soluciones. Confiemos en que al final no escoja la más dañina de todas y tenga en cuenta el daño botánico y social que provocaría la ´escaramuza´.