"Busca la libertad dentro de ti". Esta frase reza en una de las pinturas realizadas por los presos de la prisión de Alhaurín de la Torre. Casi parece una filosofía de vida que algunas de las mujeres han decidido adoptar para sobrellevar el día a día entre las cuatro paredes de su celda. Han pasado cinco meses desde que comenzaran los cursos de peluquería y moda impartidos por IFES-UGT, y las reclusas ya imaginan cómo será su vida una vez cumplida la condena, y el uso que le darán a todo lo aprendido.

Es la primera vez que se imparten este tipo de cursos en el centro penitenciario de Málaga. De este modo, un total de 15 alumnas dedican las mañanas a aprender un nuevo oficio que poner en práctica en el futuro. "Cuando estamos en el curso no parece que estemos presas", asegura Francisca Fernández, alumna del módulo de estética y peluquería.

Rulos, tintes, secadores... Entrar en la sala donde se desarrollan las clases es como entrar en una peluquería cualquiera. "Lo mejor es cómo se trabaja, nos enseñan de todo: a echar tintes, a peinar y también cosas como hacer la manicura o maquillar. Además, entre nosotras hay una unión. Somos una piña", afirma Santos González, una de las presas que acude al aula todas las mañanas.

Por su parte, el equipo docente también muestra su satisfacción por el interés que han manifestado las internas. "Las mujeres están muy integradas y con muchas ganas de aprender", asegura Paqui, la monitora del curso de peluquería.

Asimismo, el aula donde se llevan a cabo las clases dispone de cuatro lavabos, cinco sillones, secadores, lacas y maniquíes, entre otros muchos productos de belleza. Lo suficiente para practicar los peinados y los tintes para preparar el proyecto de fin de curso en el que mostrarán sus peinados al resto de presas en una celebración en el salón de actos de la prisión.

"Cada vez que me levanto por las mañanas pienso: quiero aprender, quiero aprender", asegura Antonia Rolando de 65 años, la alumna más longeva del grupo que integra las clases de costura y moda. El curso dedicado al corte y confección se sitúa en el aula contigua a la de peluquería y en ella cuentan con varias máquinas de coser y todo lo necesario para hacer los diseños. "Hacemos patrones para vestidos para que cuando salgamos hagamos cosas que nos sirvan para rehacer nuestra vida. Esto no lo tendrían que quitar nunca", apunta Rolando, a la que aún le quedan casi dos años de condena.

No obstante, éstos no son los únicos cursos que se han impartido en la prisión de Alhaurín de la Torre. Desde hace años se realizan programas basados en el empleo de la cerámica y las manualidades, como ´collages´ o murales. Así, los pasillos del centro están decorados con las obras elaboradas por los presos, que abarcan desde cuadros vanguardistas hasta óleos dedicados al Parque de Málaga. Una de estas obras es la que ha recibido la directora general de Formación para el Empleo, María José Lara González. Se trata de una figura que representa a una de las meninas de Velázquez.

Lara, que recibió emocionada el presente, entiende que "las mujeres de este centro están dando una lección de vida ya que han elegido aprender, en vez de estar en el patio todo el día; eso les permitirá trabajar cuando estén fuera". Así, las presas esperan no sólo obtener una formación sino mejorar como personas, al trabajar en grupo con sus compañeras.

En cada clase hay 15 alumnas que han sido escogidas por su buen comportamiento o bien porque su condena está a punto de finalizar. El pasado 25 de febrero fue cuando comenzó el primer módulo dedicado a estética y peluquería, así como el impartido para aquellas mujeres que prefieren el corte y la confección. En cuanto a los contenidos que se ofrecen no hay distinción. "Les enseñamos de todo, desde peinar hasta cómo se hace un alisado japonés", apunta Paqui, encargada del curso de peluquería.

Satisfacción. Las clases están subvencionadas por la Junta de Andalucía y seguidas de cerca por el delegado de Empleo en Málaga, Juan Carlos Lomeña, quien, además, afirma que donará una decena de ordenadores a la escuela en la que se imparten otras materias durante el invierno.

El director de la prisión de Alhaurín de la Torre, Antonio Guerrero, irradiaba satisfacción por la forma en la que se están realizando los programas, módulos formativos que "están teniendo un gran éxito, más que ninguno".

Asimismo, Guerrero aclara que "antes había cursos de telares, pero con el tiempo las presas se han aburrido y por eso los hemos pasado al módulo de hombres. La verdad que está funcionando bien sobre todo entre los internos de origen árabe".

El ánimo por seguir aprendiendo parece no tener fin entre las alumnas, que prefieren formarse antes que pasar el día paseando por el patio de la prisión. La mayoría de las mujeres insisten en la necesidad de que se repitan este tipo de proyectos que, hasta el momento, eran experimentales.

"Nos gustaría que hicieran más cursos de peluquería y estética para sacarnos más títulos", asegura Francisca Fernández, que ya está pensando en montar su propio negocio cuando pueda disfrutar de su libertad. De hecho, algunas de las jóvenes reclusas tenían preferencia por estas profesiones antes de ingresar en el centro penitenciario de Alhaurín. Así lo confirma Susana Fernández, una interna de la prisión que "nunca había pensado en hacer un curso como éste y ahora hay oportunidad de hacerlo aquí".

Por ello, Antonio Guerrero incide en "la intención de hacer cursos más prácticos, que gusten a las mujeres", con el objetivo último de fomentar la reinserción social de estas internas y favorecer su salida laboral en una sociedad que podría estar repleta de oportunidades para ellas.