A las once de la noche, en julio, la temperatura es tan agradable que entre todas las opciones de ocio posibles la de darse un baño es quizás una de las que más se antoja. Refrescarse a la luz de la luna, con un buen vino tinto y una compañía agradable, como dirían algunos publicistas.

Claro, que en vez de elegir un enclave romántico como parece estar pidiendo a gritos esta historia, los tres protagonistas, un holandés y dos polacos, escogieron la zona de aparcamiento de un centro comercial de la capital malagueña y sustituyeron el agua salada del mar por el chorro que salía de una boca de riego. Menos idílico, pero igual de refrescante en un momento determinado.

Allí, en la avenida Velázquez, estaban los tres dándose un baño el pasado miércoles, un holandés y dos polacos, como si de un chiste a la antigua usanza se tratara, cuando algunos vecinos los descubrieron, a las once y media de la noche, y decidieron llamar a la policía.

Una patrulla de Seguridad Ciudadana acudió al lugar, justo en la entrada del centro comercial situado a la salida de la citada avenida, y los encontró desnudos y con un cartón de vino de mesa del ´don´ más famoso. Los agentes les pidieron que se identificaran y que, mientras comprobaban los datos, se fueran vistiendo.

Un fugitivo. El gesto de los policías cambió cuando descubrieron, al cotejar los datos en la base informática, que uno de los polacos estaba reclamado por las autoridades de su país y sobre él había una orden europea de detención y extradición.

El hombre, de 54 años, fue detenido y conducido a las dependencias de la comisaría provincial, donde ayer estaba a la espera de su puesta a disposición judicial y de su extradición a su país de origen. Los otros dos quedaron libres.