Trabajar a pleno sol, bajo un sofocante calor y durante una larga jornada de mañana y tarde constituye una situación de riesgo para cualquier empleado. Los operarios de la construcción se han sometido durante años a unas duras condiciones laborales que, en algunos casos, se han convertido en factores de peligro e incluso causas de percances. Por eso, la patronal y los sindicatos han acordado reducir la jornada laboral en época estival y establecer un turno seguido de siete horas por la mañana. El objetivo es evitar las horas de máximo calor en el trabajo.

Pese a que el convenio colectivo del sector firmado hace semanas recoge este punto, lo cierto es que más de 200 constructoras incumplen el horario de verano y obligan a sus empleados a realizar turnos de tarde. Los sindicatos reciben al día entre cinco y seis denuncias de trabajadores del sector que alertan del incumplimiento de la jornada intensiva, según explica Rafael Paniagua, responsable de construcción de UGT.

El convenio establece un turno de siete horas, desde las 7.00 a las 14.00, o bien desde las 8.00 a las 15.00 horas del mediodía. Este horario comenzó a aplicarse el pasado 21 de julio y será de obligado cumplimiento hasta el 31 de agosto. Su puesta en práctica se adelantará una semana cada año con la idea de que en 2011 se fije en los dos meses de julio y agosto.

Los representantes sindicales alertan de que todavía son muchas las promotoras y subcontratas que infringen la normativa, y hacen un llamamiento a los trabajadores del sector para que exijan este derecho. "Hay un número importante de empresas que no asumen este acuerdo e incumplen el convenio. Los empleados se sienten presionados por los empresarios, que les incitan a seguir trabajando en la obra durante la tarde. Esto no lo podemos permitir", advierte Alfonso Galisteo, secretario de salud laboral del sindicato CCOO.

Golpes de calor. Las altas temperaturas que se registran en la provincia en estas fechas complican la jornada de los 70.000 empleados de la construcción. En muchos casos, aguantan temperaturas de hasta 40 grados, lo que supone un factor de riesgo para su salud y causa de accidente. De hecho, cada verano se producen unos 50 siniestros en el sector de la construcción por golpes de calor.

La legislación española obliga a los sectores en los que el empleado trabaja al aire libre a limitar la actividad física y el tiempo de desarrollo de la labor en condiciones denominadas de estrés térmico. Como medida de prevención el operario debe realizar pausas y descansar en sitios frescos para eliminar el exceso de calor del cuerpo y las fatigas, que causan caídas y desvanecimientos.

De momento, el Ministerio de Sanidad no ha contabilizado muertes por golpes de calor, aunque ha activado la alerta en algunas regiones por las altas temperaturas. En la primera semana de julio se registraron en la provincia temperaturas que superaron los 38 grados, lo que obligó a la administración a desarrollar el protocolo de actuación centrado en la población de riesgo, como mayores y niños, pero también en el control de las condiciones laborales de los empleados de la construcción y la agricultura.

Sanciones. En 2007, CCOO y UGT interpusieron hasta 400 denuncias ante la Inspección de Trabajo por el incumplimiento de esta jornada intensiva, que comenzó ese año el 26 de julio y concluyó el 31 de agosto. Por estas reclamaciones se levantaron numerosas actas de infracción con propuestas de multa de hasta 6.000 euros.

Las agrupaciones sindicales señalan que antes de comunicar la situación a la Inspección de Trabajo, se intenta alcanzar un acuerdo con la constructora para que en un plazo máximo de 48 horas establezca el horario de verano. De lo contrario, se le abrirá un expediente sancionador.