Los niveles de estrés que soporta la diosa Pomona sólo ella lo sabe. Esta figura, realizada en 1864 para presidir una fuente sobre el antiguo compás del convento franciscano de San Luis el Real, en la placita de San Francisco, lleva unos años en un completo ´sin vivir´.

En teoría, la placita de San Francisco debería ser un rincón tranquilo y hermoso, que devolviera los ecos de la Málaga del XIX, la que nació de la desamortización. Así sería al menos en ciudades más civilizadas. Pero la realidad malagueña suele ofrecernos pasajes de intenso cutrerío y la plaza se ha convertido desde hace muchos años en un verdadero ´parking ilegal´.

Como ya hemos denunciado más de una vez en esta sección, la fuente de la diosa Pomona es el ´punto de atraque´ de coches, motos y furgonetas, que aparcan y salen de la plaza de forma constante, a lo largo del día.

La amplia acera que rodea la fuente, casi a ras de la calzada, permite el ´atraque´ ininterrumpido de los vehículos y dada la intensidad del trasiego, está claro que los conductores no temen una gran ofensiva de multas.

Ayer pasaron por este acosado rincón decimonónico una pareja de turistas, que tuvieron que realizar un número de contorsionista para fotografiar la plaza. Por desgracia, continuaron su camino por ese entorno, uno de los más degradados del Centro, llevándose una imagen demasiado ´sincera´ de nuestra ciudad.

Con los coches aparcando casi hasta rozar con el ´morro´ la preciosa verja de la fuente, la ciudad mantiene intacto un trozo de los años 70, cuando las plazas del Centro Histórico eran todas un enorme aparcamiento.

El Ayuntamiento debería estudiar un sistema para impedir esta imagen casposa y antiturística. Bolardos, multas, elevación de la acera... cualquier cosa será bien recibida en la atosigada placita de San Francisco. La diosa Pomona se merece un descanso.

De Torres

Ω Estos días el Cortijo de Torres se pone a punto para la Feria de Agosto. Gracias a las investigaciones del historiador Manuel Muñoz en su libro ´El crecimiento urbano malagueño en el siglo XIX´ sabemos que el nombre proviene de uno de los propietarios más antiguos de este terreno, el comendador Diego de Torres de la Vega, quien lo compró en 1567 a un armador de jábegas.

El paso del tiempo lo ha convertido en el foco de diversión más importante del verano y en unos años será una ´nueva centralidad´ (llámese a la profusión exagerada de bloques introducida con calzador argumentando que así Málaga cuenta con una nueva ´centralidad´ o ´meollo´ exagerado de edificios). Así es la vida (en Málaga).

Aprovechamiento

Ω En la avenida de La Rosaleda, cerca de la antigua Cruz Roja, el Ayuntamiento ha instalado un pequeño parque infantil aprovechando un terrenito. Felicidades por la iniciativa.