El Aeropuerto de Málaga está inmerso en la recta final de su ambicioso proyecto de ampliación con las obras de la nueva terminal de pasajeros, que empezará a operar a lo largo del año que viene, y las de la nueva pista de aterrizaje, que se inaugurará en 2010. La culminación de estos proyectos permitirá que el recinto pueda gestionar alrededor de 35 millones de pasajeros al año, una cifra que casi triplica los 13,5 millones de viajeros actuales. En concreto, tendrá capacidad para operar 72 vuelos y atender a 9.000 personas cada hora.

Las obras, incluidas en el llamado Plan Málaga, están en ejecución y cumplen los plazos previstos para su finalización, según confirmó a este diario el director del Aeropuerto, Mario Otero. Con una dotación presupuestaria de más de 1.100 millones de euros, el Ministerio de Fomento, a través de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena), lleva a cabo un proyecto que va a duplicar la potencialidad del recinto: de 24 puertas de embarque pasará a 48; de 4.500 pasajeros gestionados por hora, a los citados 9.000, y de casi 40 operaciones aéreas por hora -despegues y aterrizajes-, a más de 70.

Previsiones. Fomento hizo sus previsiones antes del inicio de la fase clave de los trabajos, es decir, los que se ejecutan en la actualidad. Una vez acabado el edificio de aparcamientos, que funciona a pleno rendimiento, la nueva terminal y la segunda pista son los proyectos que darán realmente la medida de la nueva capacidad del Aeropuerto. En un principio se hablaba de 20 millones de viajeros al año en 2015 y de 24 en el horizonte de 2020, pero estas cifras se pueden ver revisadas al alza por el continuo aumento de pasajeros -aunque se den desaceleraciones puntuales, como en el pasado mes de junio, debido a los efectos de la crisis-. Sin embargo, el carácter eminentemente turístico del aeródromo malagueño le coloca en el grupo de recintos que mejor soportarán los malos tiempos, pues el mercado internacional, del que se nutre principalmente, no sólo no baja, sino que incrementa sus datos.

Así, el desarrollo a corto plazo del Aeropuerto garantizará más volumen de operaciones debido a un efecto llamada: cuanta más capacidad tenga, las compañías trabajarán más en él. Y no hay que olvidar que no sólo se está transformando el interior del recinto, sino que los complementos de nuevos accesos por carretera o la conexión con otros medios de transporte como el metro o el AVE multiplicará su funcionalidad.

Con la nueva terminal a más del 70% de ejecución, dado que la estación intermodal está muy avanzada, y los primeros trabajos de la segunda pista -aunque los más complicados, ya que son las galerías subterráneas- en ejecución, el Aeropuerto afronta su recta final con inmejorables perspectivas.