Las iniciativas para prevenir los trastornos alimenticios parecen haber tenido su efecto entre la población infantil. Hace cinco años estalló la alerta por el aumento de las consultas por casos de anorexia o bulimia, sobre todo en chicas, preocupadas por la imagen de su cuerpo y que mostraban a la sociedad una delgadez extrema. Pero en la actualidad están disminuyendo de forma gradual estos casos, aunque persisten diagnósticos graves.

Fabio Rivas achaca este descenso a la tendencia del propio mercado y al esfuerzo de los profesionales sanitarios y agentes sociales en promover hábitos de vida saludables y una dieta equilibrada. "La gran mayoría de los trastornos alimenticios ocultan dificultades emocionales y problemas con la imagen corporal que se pueden resolver con terapia sin dificultad", asegura este especialista, quien pide no dramatizar con estas situaciones. "Si gana el drama, gana la anorexia", sentencia.

No obstante, existen aún casos graves que requieren de tratamientos complejos y el apoyo social. Por eso, los especialistas recomiendan no simplificar esta enfermedad.

El pasado año la unidad de salud mental del Hospital Materno Infantil detectó 63 casos de trastornos de la conducta alimentaria en niños, una cifra inferior a la registrada en 2006 (76) y hace dos años (79).

Por contra, aumentan las consultas a los especialistas por problemas en el aprendizaje del menor, las adicciones y las crisis de ansiedad. "Algo parecido a lo que ha ocurrido en los adultos se produce ahora en la población infantil. Puede ser la antesala de un problema serio que debemos abordar", advierte Rivas.

Casi 700 menores fueron atendidos en la unidad de salud mental del Materno, de los que 346 acudían a su primera consulta.

Ante el incremento de las casos de ansiedad también en niños, este profesional recomienda estrategias para fortalecer las relaciones familiares y resolver los problemas en su seno. Rivas insiste en que hay que priorizar los problemas serios, como el autismo o psicosis en la población infantil.

Otros problemas frecuentes entre los niños son alteraciones en el desarrollo psicomotor y la conducta.