"Son demasiadas casualidades. Lo único que pedimos es que investiguen para ver si nuestra salud está en peligro y, en cualquier caso, que trasladen el transformador eléctrico y deje de estar debajo de nuestros pies para nuestra tranquilidad". Son palabras de María Dolores Rodríguez, vecina de la calle Héroe Sostoa, aquejada de cáncer de mama desde hace unos nueve años, igual que su marido, que sufre también esta enfermedad.

Ante la grave coyuntura por la que atraviesan, los vecinos tratan de buscar respuestas. No creen que el número de casos responda tan sólo a un capricho estadístico. ¿Podría haber un agente externo causante de sus enfermedades? Ellos, apuntan como gran duda a un transformador eléctrico de alta tensión situado en los bajos de los bloques. En alguna ocasión han dirigido escritos a las instituciones en este sentido, pero no ha habido respuesta, una respuesta que, al menos, podría aportar algo de tranquilidad en sus vidas. En todo caso, su posición es unánime: las mencionadas instalaciones deberían ser investigadas en profundidad y, en cualquiera de los casos, desplazadas.

También se preguntan si la coincidencia de los tipos de cáncer que les han sido diagnosticados se puede atribuir también al transformador o si, de nuevo, les ha tocado la peor estadística. En este sentido, los tipos de cáncer que padecen los hombres de la comunidad tienen que ver con el tracto digestivo y el que padecen casi todas las mujeres es el de mama.

Sin información. "No tenemos ninguna información sobre el transformador: ni sobre la potencia que emite, ni a dónde suministra la electricidad, y eso nos crea una enorme incertidumbre y miedo. Podemos imaginar que la potencia que emite es importante porque con las obras del metro los operarios recibieron electricidad de este mismo transformador", detalla Santiago Santino, otro de los vecinos que sufre en su propia casa tres casos de cáncer.

Otra circunstancia que hace sopesar la incidencia negativa de esta instalación eléctrica radica en que la mayoría de afectados tiene sus viviendas en la misma fachada del edificio, "en la misma línea vertical del transformador y además cada año aparecen nuevos casos", añade Juan Andrés Espejo, marido de María Dolores y afectado por cáncer de colon.

"Existen también un par de casos de lupus, aunque no sabemos si esta enfermedad, considerada como rara, también podemos achacarla al transformador", afirma María Dolores. "Nadie se preocupa por nosotros ni se interesa por investigar la ubicación del transformador. Cuando llegué al piso hace diez años, tenía una salud de hierro y era una persona muy activa, pero fue instalar el transformador y cada día me notaba más cansada y mi salud se empezó a deteriorar", explica María Dolores.

Santiago Santino, que también lleva viviendo en la zona una década, destaca que a los primeros casos no se les daba importancia. "Sin embargo, cuando los casos se multiplicaron, la preocupación fue en aumento".

El Ayuntamiento, la Junta de Andalucía, concejales... son muchas las puertas que estos vecinos han tocado y pocas las respuestas recibidas. "En la calle Salitre los vecinos han conseguido que les quiten el transformador a través de la mediación del Defensor del Pueblo", afirma Santino.

Una situación complicada que no recibe la ayuda de nadie. Y la pregunta vuelve a surgir: ¿A qué responde que en una comunidad con tan sólo 36 viviendas sea posible que existan al mismo tiempo 12 vecinos que padecen esta grave enfermedad? Ellos seguirán buscando respuestas.