"Esta es la calle del ´sal si puedes´", resume Elvira López, vecina de la calle Ana Bernal, a dos pasos de la calle Lagunillas. Muchos son los problemas que tienen los vecinos que viven en esta calle, el principal, dicen: el olvido.

"Parece que esto no es Málaga", cuenta José Ramírez, y pone como ejemplo el socavón que padecen los vecinos desde hace un año a la entrada de la calle. "Lo rompieron para lo que fuera y lo dejaron así, como todo lo que hace el Ayuntamiento, que lo hace bien hecho", critica.

El tamaño del socavón es tan respetable, que algún vecino ha metido un adoquín dentro para que el peligro de caída sea menor.

Otra queja que tienen es la falta de limpieza. José recuerda que Limasa "no riega desde hace dos años largos". Como resultado, el suelo de la calle es un enorme ´lamparón´. "A mí por lo menos me ha costado 30 euros", añade Salvador Alarcón.

La situación ha llegado a tal extremo que los propios vecinos han pagado este año en dos ocasiones a un particular para que les limpie la calle.

"Con la cantidad de impuestos de primera que pagamos y toda la limpieza va para la casa de Picasso y la plaza de la Merced", cuenta Salvador Alarcón, que lleva 42 años viviendo en la calle Ana Bernal.

Uno de los problemas más serios que padecen es una casa abandonada después de que fuera expropiada hace cuatro años. Se trata del número 1 de la calle, que hace esquina con Vital Aza.

La expropiación, cuentan en la tienda que hay en el bajo del edificio, iba a llenar de ´tecnocasas´ esta zona de la Victoria, pero las anunciadas obras no han llegado.

Como resultado, el Ayuntamiento colocó en un lateral de la casa, en plena calle Ana Bernal, unas vallas para evitar que los vecinos se dañen por los desprendimientos. "Las palomas entran dentro de la casa y caen cascotes", cuenta Salvador, que señala que el abandono de la calle y la presencia de la valla hace que por las noches sean muchos los que aprovechen esta vía sin salida para hacer sus necesidades, de todo tipo. Salvador Alarcón cuenta también que uno de los proyectos urbanísticos pendientes es la apertura de la calle para comunicarla con la Victoria.

Solar. Sin embargo, en su lugar con lo que los vecinos cuentan es con un solar tapiado al final de la calle que se está convirtiendo en un vertedero. "Toda la mierda va a parar al solar ese, hay ratas con carné de conducir y todo", describe Salvador, que señala que en esta calle de apenas 40 metros de largo viven 60 familias.

La calle, destaca, tiene además el problema de que en el tramo inicial, la tubería general de saneamiento está más alta que su bloque. "Y tenemos que llamar cada dos por tres a los desatoros, costándonos 700 euros para un bloque en el que la mayoría somos pensionistas".

En la tienda de la esquina hacen la siguiente reflexión: "Si no hay viviendas y todo está ruinas te vas a otro lado a vivir".