La simpatía natural del experto en historia de la aviación Dacre Watson puede que haya aumentado en parte gracias a que, como confiesa, cada día de trabajo ha sido un día de felicidad para él. Este chileno de ascendencia noruega quiso ser piloto de aerolíneas con 5 años y después de trasladarse a Gran Bretaña a los 18, hizo realidad su sueño. Atrás quedan 35 años en la British Airways y un último lustro en la Singapore Airlines surcando todos los cielos y de paso, desentrañando la historia de las aerolíneas comerciales, algo a lo que se dedica de lleno ahora que está jubilado. "Hago esto en lugar de estar en el bar a por un trago", bromea.

Lo que estos días expone la sala Didier Daurat del aeropuerto de Málaga (nada más subir a la T2, a la izquierda), gracias al apoyo de los Amigos de la Aeroplaza, es en realidad fruto de su segundo intento como coleccionista, ya que, como explica, inició una primera colección en Chile, cuando tenía 10 años. "Una vez al mes iba por las aerolíneas buscando horarios pero cuando mis padres salieron de Chile, mi mamá tiró la colección".

Este segundo empeño, sin embargo, no desmerece de la ilusión de su infancia. Dacre Watson conserva 8.000 etiquetas y horarios comerciales (hasta 1960) y un cuarto de millón de fotografías. "Tiene cualquier horario de cualquier aerolínea del mundo", resume Joaquín de Carranza, organizador de la exposición junto con Inmaculada Muñoz.

Quizás por eso, el ex piloto confiesa que le ha costado escoger las piezas y es que casi todas rezuman un aire de romanticismo y aventura. Además, la exposición se centra en mostrar cómo la publicidad siempre quiso transmitir un mensaje de felicidad y seguridad, también en tiempos difíciles, empezando por los inicios de la aviación comercial. "Las aerolíneas comenzaron en 1919, tras la I Guerra Mundial. Había una gran crisis, desmovilizaron a los soldados y los aviones de guerra se transformaron para llevar pasajeros", cuenta Dacre Watson.

Empezaban los tiempos ´heroicos´ de la aviación comercial, con unos carteles llenos de color y alegría que propagaban a los cuatro vientos las virtudes del avión. La foto principal del reportaje corresponde a la línea holandesa que unía la metrópoli con sus colonias en Indonesia. "Demoraban 10 días en llegar allí con cuatro pasajeros, cada noche paraban para pasar la noche y comenzaban a volar cada día a las 6 de la mañana", explica. Hasta Australia en otra línea eran 13 días, pero hay que pensar, recalca el ex piloto y coleccionista, que en barco se tardaba seis semanas.

En esos primeros tiempos, los aviones se centraban en llevar el correo postal y dejaban espacio para unos pocos pasajeros, a los que se les transmitía el mensaje de seguridad y confort. Volar era estar por encima de las preocupaciones y disfrutar de la vida, también los más pequeños, como el anuncio que puede verse en el que una pequeña ´Shirley Temple´ duerme en pleno vuelo acompañada por una muñeca.

Imperial Airways, Farman Airlines, elegantes hidroaviones que llegaban en cinco horas a la riviera francesa...la maestría de los cartelistas es similar a la que ya demostraron al recrear los grandes barcos trasantlánticos, de hecho, el coleccionista anglochileno quiere investigar el destino de algunos de estos artistas casi anónimos, desaparecidos durante la tormenta hitleriana por ser judíos. Por cierto, en la exposición no falta un airoso avión comercial alemán con la fatídica esvástica en un año tan temprano como 1933, el de la llegada de Adolf Hitler al poder.

Las energías de este afable ex piloto le llevarán pronto a escribir su segundo libro. En el primero, ´Red Sea Caravan´, desentrañó los misterios de la exótica Aden Airways. Además, una de sus hijas ya ´se postula´ para continuar la colección. Esta preciosa exposición puede verse hasta el 30 de agosto. Feliz vuelo.