La visita a un centro de salud es obligada para todo. Antes o después terminaremos pasando por estas curiosas instalaciones, que se harán especialmente familiares a partir de los 65 años. Una visita permitió comprobar cómo la gente acude allí a buscar curación a sus males pero, fundamentalmente, a hacer amigos.

Lo primero que uno se encuentra es una cola. Ese ejemplo de organización social que explica mucho de la población. Si uno va a Holanda o Suecia, la cola será ordenada, disciplinada. Todo el mundo en su sitio y no hay dudas. Siempre hay uno delante y otro detrás.

En un centro de salud, no. Eso no funciona así. Son un concepto, más que una realidad. Uno hace cola de muchas maneras. Es fundamental preguntar quién es el último, porque al contrario de otros países, no siempre es la persona que la cierra. Eso explica mucho de cómo se organiza la gente. La cola no es una fila, es un grupo de personas desperdigadas por una habitación que mantienen un complicado sistema para mantener el orden.

El último puede ser una persona que está fumando un cigarro en la puerta, como indicará una señora sentada en una silla que es la quinta, aunque no ocupe su puesto. Lo importante es que la cuarta y la sexta lo saben, aunque la sexta esté hablando con ella en la silla de al lado y la cuarta haya aprovechado para ir al baño.

En fin, esta flexibilidad facilita la presencia del caradura, que busca colarse sin miramientos. Sin embargo, eso es habitual en mercados o en una tienda, pero en un centro de salud se impone una ley no escrita en la que casi nadie se cuela. La enfermedad es algo muy serio.

Obtenido el turno tras hacer la cola, llega el momento de la espera. Los veteranos (habitualmente en frecuencia de uso de las instalaciones y en edad) se saludan, se preguntan por sus enfermedades y quedan para tomar un café o para dar una vuelta al salir de la consulta. El resto tiene dos opciones. Hablar con quien tiene a la izquierda o con quien está a la derecha.

Integración

Los centros de salud son el primer elemento de integración social en importancia. Allí todos son iguales. No importa el acento o el barrio. El usuario está igualado por las ´itis´. Las enfermedades con esta terminación suelen ser los principales motivos de conversación. El arranque para conocer gente y terminar diseccionando el sentido de la vida.

El gran final

Los médicos de un centro de salud tienen un trabajo algo diferente a sus compañeros de hospital. No sólo actúan en su labor habitual, sino que tienen que ejercer un poco como psicólogos, detectives, confidentes y amigos. Una mezcla que no siempre sale bien. La elección libre de médico es un baremo para esto. Cuando alguien tiene la posibilidad de elegir y le dice que uno tiene mucho hueco, sospecha. Y elige otro más saturado.