Las operaciones policiales se pueden desarrollar con mayor o menor rapidez. Pero si hay algo que todas tienen en común es que cada una posee una denominación específica. Mucho se habla de las macrooperaciones policiales con un gran número de detenciones, la cantidad de droga o armas intervenidas y el dinero que los cacos obtenían en sus golpes.

Sin embargo, poco se sabe de cómo, o en base a qué, se bautiza una investigación. Si bien se dice que en el Reino Unido es un programa de ordenador el que elige un nombre al azar, los Cuerpos de Seguridad del Estado españoles se apoyan más en el ingenio. Así lo explican fuentes del Cuerpo Nacional de Policía de Málaga, en cuyas brigadas se han gestado algunas de las operaciones más sonadas del país. Entre ellas ´Malaya´. Una investigación que explotó en 2006 y que destapó en Marbella uno de los casos de especulación urbanística e inmobiliaria más bochornosos de la historia de España.

Sin duda, ni siquiera el supuesto líder de la trama y ex asesor de Urbanismo del Ayuntamiento marbellí, Juan Antonio Roca, sabría desmenuzar el origen de la operación. Y es que el nombre es fruto de una rebuscada casualidad. Según explica uno de sus creadores, el nombre salió después de trastear en ´Google´. "Buscábamos combinaciones para unir los nombres de Málaga y Marbella y el buscador nos dio la solución", indica el agente.

Entre ´Malalla´ y ´Malaya´, la búsqueda puso en bandeja el conocido sistema de tortura de las gotas de agua que, una tras otra, desgasta incluso la roca. "Nos venía muy bien, porque nuestro objetivo era destruir a la gran Roca", explica.

Sonada fue también la operación ´Ballena Blanca´, otra espectacular investigación judicial que señalaba a Marbella como un gran paraíso para el blanqueo de capitales. A toro pasado, este nombre resulta más fácil de deducir, ya que es la unión de dos conceptos. "Sumamos el gran tamaño de la operación y el color que mejor le iba al delito", matiza el agente.

La creatividad destaca en la denominada operación ´Troya´. Aquí no había caballos de madera de por medio, pero sí más de una veintena de detenidos en el municipio de Alhaurín el Grande por supuestos delitos de corrupción urbanística, entre ellos el alcalde, Juan Martín Serón, y su edil de Urbanismo, Gregorio Guerra.

En este caso, el punto de partida de la investigación es la grabación de una conversación entre un promotor y uno de los detenidos en la que el segundo exigía una cantidad de dinero para conceder una licencia. "Aquí, el primer indicio de la investigación salía de dentro", explica. La leyenda dice que Ulises, durante la guerra contra los troyanos, le propuso a los jefes griegos la construcción de un enorme caballo de madera para esconder a los mejores guerreros y actuar por sorpresa.

Sin embargo, los agentes consultados aseguran que el bautizo de una operación no es para nada una ciencia. "Es algo que surge a partir de una información o un detalle de la propia investigación", apunta otro agente. Eso sí, sin dar pistas ni señalar a nadie directamente.

El santoral. De hecho, en muchos casos "el nombre de una operación puede quedar caduco y no tener nada que ver con su denominación una vez que se concluyen diligencias", abunda un inspector, quien añade que el santoral es uno de los recursos de urgencia más utilizados.

En todo caso, como destacan todas las fuentes consultadas por este periódico, ponerle nombre a una investigación es una tarea que nace en grupo. "Nadie se encarga de eso. Se trata de una filosofía colectiva en la que no existen las imposiciones", concluye otro de los agentes cuestionados.