Una calma tensa se vivió ayer en el Ayuntamiento de Almogía después de las más de doce horas de registro que sufrieron las dependencias municipales el pasado martes por parte de miembros del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) y de la Policía Judicial de la Guardia Civil, para requisar expedientes relacionados con supuestas irregularidades urbanísticas.

Funcionarios y ediles socialistas de la actual corporación se mantenían ´atentos´ en sus puestos de trabajo, pendientes del móvil y de cualquier aviso interno, y evitando, no obstante, mantener conversaciones en voz alta sobre lo sucedido en la larga jornada del martes. "Nosotros estamos muy tranquilos, hemos actuado en todo momento conforme a la legalidad, y muestra de ello son los 283 expedientes incoados por las irregularidades urbanísticas apreciadas", detalló Alejandro Domínguez, segundo teniente de alcalde en la corporación, quien ayer despachaba en el Ayuntamiento "como cualquier otro día más", junto a José María Luque, primer teniente de alcalde, y las otras dos concejalas del PSOE que gozan de dedicación exclusiva en la administración local, Lina Amaya y Anabel Martín.

De norte a sur del término municipal almogiense el comentario era muy similar. "Lo que es una pena es que Almogía se conozca ahora sólo por esto, con la de encantos que tenemos. Nuestro Día de la Almendra es único y recibimos a la gente con mucha cordialidad, entre otras muchas cosas", resaltaba una vecina, Pepi, mientras compraba un lenguado fresco en una de las pescaderías ubicadas en el centro del pueblo.

A la pregunta de cómo es el alcalde, un gran número de personas explicaban lo mismo. "Es un gran hombre. Yo sigo confiando en él a pesar de la que se ha liado. Si ha pecado de algo ha sido de hacer algún favor a algún vecino para que en vez de dos habitaciones hiciera tres... Pero es una buena persona, cualquiera en el pueblo le puede decir eso", resaltaba Francisco, quien confesaba ser amigo del todavía regidor de Almogía.

Otros preferían no hablar. Aunque antes de callar resaltaban que "campanas sí que se oían". "Aquí somos muy pocos y todos nos conocemos. Algo se escuchaba, pero nunca hemos sabido que dimensión tenía. Supongo que ahora todo se aclarará", continuaba un jubilado que tomaba café en el mismo bar cuyas mesas y sillas se convirtieron el martes en el punto de encuentro de todos los curiosos que se acercaban hasta la plaza de la Constitución para conocer qué ocurría en el Ayuntamiento.

El lugar de trabajo del alcalde ayer fue la Diputación. "¿Dónde va a estar?", enfatizaba con desconfianza un funcionario a todos los ajenos. Por cierto, para más inri dos individuos robaron ayer 490 euros a punta de pistola en la sucursal que el Banco Santander tiene en Almogía. Ver para creer.