Espigada y orgullosa, la palmera canaria del Colegio de Prácticas Número 1 siempre aspiró a dejarse ver por encima del patio del centro para contemplar con calma la vecina plaza de la Constitución o el tejado de la iglesia del Santo Cristo bañado por el sol.

A partir de su plantación hace más de cien años, el patio con columnas del que surgió estaría poblado por alumnos de la Escuela de Magisterio, la Escuela de Bellas Artes y por las alumnas de la Escuela de Maestras, para luego dar paso al barullo y la alegría de los niños de nuestros días.

El tronco del árbol parecía tan recio como las columnas del patio, las mismas en las que un alumno aprendiz de navegante dejó su firma y la fecha, 1836. Quizás por eso, el Colegio de Prácticas incorporó a su escudo la palmera canaria, enmarcada por uno de los arcos del patio de recreo.

Miguel Fenech, conserje del colegio desde hace 20 años, recuerda haber visto una foto, datada en 1952, en la que el árbol se yergue ya con ganas de salir del patio, aunque todavía no había alcanzado su sueño.

El pasado verano las cosas comenzaron a irle mal a la solitaria palmera. Su envejecimiento prematuro alertó a la directora, Mercedes Tous, y fue un técnico quien descubrió al pérfido bichito: un macho de picudo rojo. Las larvas ´tuneladoras´ del insecto crecieron en el interior del viejo árbol causándole la muerte. La caída de las ramas obligó al centro a colocar en el patio una malla protectora.

Epitafios. El pasado viernes, una clase de 5º de Primaria le dedicó una bonita despedida. Después de cien años, bien valía el esfuerzo, consistente en dibujos y epitafios como el de Eva María Marín: "Te echaremos de menos Palmerita, que ya te vas, hace bastante tiempo que estás aquí en el colegio".

Por su parte Mónica Pacheco le lanzaba el siguiente piropo: "Querida Palmera: llevas en el colegio Prácticas Número 1 cien años y por un escarabajo te has muerto. ¡Eras lo más bonito del colegio!". "Me gustaba mucho tu grandez, ya no estarás con nosotros", escribió Lydia García, mientras Gabriela Apata agradecía "todos los momentos que nos has traído al colegio".

Darya Gutsalinko, trataba de consolarse ante la pérdida: "La palmera se ha muerto, pero siempre queda el recuerdo que ha vivido más de un siglo y ahora toca la despedida". "Siempre te recordaremos. Duraste un siglo y sobreviviste a la lluvia y el viento. Tú nos alegrabas el recreo, te queremos palmera", dejó escrito Sofía Valentina.

Muy emocionantes fueron las palabras de Chaymae Samhoun, llenas de poesía: "¡Dónde está la palmera que nos daba sombra a todos! Te echaremos de menos. Te recordaremos por las cosas buenas que nos has dado al colegio". Pocas veces un viejo árbol recibió tanto cariño.