La epidemiología es imprevisible", asegura contundente el especialista en Medicina Preventiva,

Joaquín Fernández-Crehuet. Ex presidente de la Asociación Española de Bioética, catedrático de Medicina Preventiva o presidente de la comisión deontológica del Colegio de Médicos de Málaga son algunos de sus distingos, que hacen de su recomendaciones casi una ley a seguir. La gripe A ha sido uno de los fenómenos sanitarios y sociales que más le ha ocupado en los últimos meses. De hecho, es uno de los colaboradores activos en el proyecto contra la gripe A, coordinado por el Ministerio de Sanidad en los últimos meses.

–¿Qué falló en la predicciones sobre las consecuencias de la gripe A en España?

–Se ha fallado en las predicciones, pero porque había varias predicciones. En Salud Pública, para acertar, siempre uno se acoge a la peor predicción para disponer de los mecanismos necesarios. Nosotros esperábamos una gripe aviar que iba a venir de Oriente y llegó una gripe porcina -luego le quitamos el nombre de porcina por lo que implicaba esa palabra- y así llega de la parte de Estados Unidos y México. Además es un virus distinto al que esperábamos. Nos llega el H1N1. La epidemiología siempre nos sorprende. Nosotros esperamos que ocurra en nuestro país lo mismo que estaba ocurriendo allí.

–Aún así no cesan las críticas hacia ciertas actuaciones de la Administración pública...

–Creo que se ha realizado un gran y lógico esfuerzo. Eso es como la Bolsa, nadie sabe prever lo que va a ocurrir con la Bolsa, pero cuando sube o baja ya todo el mundo sabe explicar por qué actúa así. Ahora es muy fácil criticar a la Administración, que ha hecho lo correcto, y decir que ha explotado la situación con la vacuna y que los laboratorios han hecho mucho negocio con ellas. Me pregunto qué hubiera ocurrido al revés, es decir, si no hubiésemos hecho nada guiados por algún iluminado que hubiera dicho que esto se iba a quedar en nada. Así se hubiese producido un caos absoluto.

–¿Quizás la alarma social que se creó fue mayor que la propia alarma sanitaria?

–Esta es una epidemia que se ha ido viviendo prácticamente online, es decir, caso que había, caso que aparecía en la prensa. Eso ha producido una alarma social que ha sido magnificada por los propios medios de comunicación ya que era primera noticia de telediario. Ya sabíamos que el comportamiento de la mortalidad de la gripe nueva en Estados Unidos y Centroamérica era igual que la gripe estacional, de carácter moderado. Sólo cambiaban los pacientes. En la normal son los ancianos y en la gripe nueva son grupos de personas con una enfermedad concreta y las embarazadas. Cambió la alarma: de ser una epidemia que iba a afectar a muchas personas a afectar a un colectivo en concreto. Pero esto no ha acabado, de aquí a mayo puede haber un repunte de gripe.

–Entonces, ¿en un futuro podría aparecer una gripe B, C o D?

–La gripe que siempre muta es la A. También hay un virus B y C, pero el A es el que es inestable. Este virus va mutando y nunca se puede bajar la guardia. Ahora puede meterse en algún tipo de animal, en los cerdos de nuevo o en las aves. El virus H1N1 era un virus ya conocido. De hecho, las vacunas contra la gripe estacional contienen este H1N1, pero en su interior se han producido pequeñas modificaciones. Aunque se siga llamando igual, tiene un comportamiento distinto. Depende de la mutación antigenética podría haber sido terrible o podría estar emparentado con virus anteriores.

–El caso es que la cifra de afectados se ha mantenido e incluso descendido, ¿la prevención ha sido clave en este sentido?

–En realidad, ha influido todo. Quizás lo que menos ha influido ha sido la vacuna. Ha habido una mejora de la prevención. Hasta ahora nunca había visto gente en la puerta del hospital y por la calle con mascarillas o, por ejemplo, el lavado de manos que ha mejorado considerablemente. Esas alertas que se crean son para bien en cierto modo, porque consiguen que la gente se responsabilice de su propia salud. También la potenciación en el uso de soluciones hidroalcohólicas, que ahora se ubican en muchos más sitios como los restaurantes.

–De hecho, la vacunación por parte de los propios sanitarios no ha sido muy elevada...

–La respuesta de los médicos ante la vacunación no ha sido proporcional. El nivel de vacunación ha sido bajo. Más bien el personal sanitario ha tenida una respuesta moderada. No obstante, ha sido un acierto que a la población en riesgo se le haya hecho un buen seguimiento y se le haya vacunado con un nivel altísimo. La población estaba muy sensibilizada. En el caso de algunos médicos tenían esa intuición de que la epidemia no era tan grave como se había presentado.

–Entiendo por sus palabras que usted es uno de los médicos que sí se ha vacunado.

–Me vacuné el primero. Creo que es un compromiso ético que los médicos se vacunen. La razón fundamental es porque su puesto de trabajo es tan importante que no puede permitirse el lujo de ponerse enfermo por algo que es previsible y más en una situación de epidemia. No es que tengamos más posibilidad de morirnos por la gripe que cualquier otra persona, sino que esta profesión, junto con otras como la de bombero, es de gran trascendencia social. Su absentismo laboral tiene una gran repercursión. Imagínate si el 20 por ciento de la plantilla sanitaria estuviese enferma por gripe A. Sería un caos.

–Aún así sólo el 16,7% de los malagueños de los grupos de riesgo se han vacunado...

–La respuesta de la población ha sido buena. No esperábamos el 100 por cien. Tal vez ha habido menos aceptación por parte de las embarazadas, porque como había que ponerle una vacuna distinta, lo que fue discriminarlas en cierto modo pero para bien. La mujer siempre tenía más reservas pensando que podría hacerle daño al bebé. También hay gente que entiende esto como un compromiso personal y otros que lo ven con más pasotismo.

–Se registraron mutaciones concretas de la gripe, que surgieron en Noruega y provocaron dos muertes en España. ¿Por qué se han producido?

–Esas son mutaciones debidas a que el virus es muy inestable. Hay distintas explicaciones. Parece que estas mutaciones se deben a las propias reacciones personales cuando el virus ingresa en un sujeto. Es un cuerpo extraño y el organismo se defiende y la propia respuesta inmunológica puede hacer una mutación rara. Esa actuación del virus queda limitada a esa persona o a su entorno y es puntual. Lo único que puede ocurrir es que el virus vuelva a mutar, pase por un animal como las aves o un animal doméstico y se produzca una mutación estable y empiece a afectar a muchas personas. Al principio, el virus pasó por el cerdo, además intervinieron las aves, y se convirtió en un virus antigénicamente nuevo. El año que viene la vacuna de la gripe A se incluirá en la de gripe estacional y así no habrá que vacunarse doblemente.

– Todas las críticas sobre las relaciones de la OMS y la industria farmacéutica, ¿es un claro ejemplo de la pérdida de fe en la sanidad pública?

–Esta es una opinión muy personal. Yo creo que la política lo contamina todo. La salud es algo muy serio como para que se politice y no puede ser un arma arrojadiza entre los políticos. Me da igual los que gobiernen. La OMS puede que se haya equivocado en la predicción, pero yo lo planteo como decía al principio: ¿y si hubiera hecho una predicción normal y no hubiese existido la respuesta correcta por parte de la población? Es muy fácil criticar cuando todo ha pasado.

–De hecho, detrás del trabajo del Ministerio hay un grupo de especialistas...

–El Ministerio ha trabajado con un grupo de expertos especializados. Entre todos, que estamos absolutamente despolitizados, nos hemos reunido para ver las mejores opciones. Incluso, hubo un momento en el que pensamos en vacunar a todo el mundo, pero se decidió seleccionar grupos de riesgo. Se ha realizado un proyecto de coordinación en el que se ha trabajado intensamente desde antes del verano y todo se ha hecho con rigor científico.