La Policía Nacional detuvo el pasado viernes a un pederasta ya condenado en dos ocasiones anteriores por delitos similares. Esta vez, quedó en libertad con cargos tras declarar ante la fuerza policial. En principio, se enfrenta a un delito de posesión de pornografía infantil.

Según fuentes consultadas por este periódico, el arrestado, vecino de Málaga capital, llevó a arreglar su ordenador personal a una tienda especializada, ya que el disco duro se le había roto.

El informático del establecimiento detectó una carpeta con archivos ocultos y, al lograr abrirlos, se sorprendió al ver su contenido: "Fotos y vídeos de menores desnudas practicando sexo con adultos".

En total, había una carpeta y otras dos subcarpetas que contenían 763 archivos de pornografía infantil. El propio detenido dio su consentimiento a la Policía Nacional para que registrara su casa, y los agentes se incautaron de dos ordenadores, un portátil y una computadora de sobremesa.

En principio, está en libertad con cargos a la espera de ser llamado por la autoridad judicial. La posesión de material pedófilo está castigada con penas de entre tres meses y un año de privación de libertad y una multa.

Condenas anteriores.

Sin embargo, lo curioso de la historia es que el arrestado fue condenado por el juzgado de lo Penal número 5 de Málaga por dos delitos consumados de exhibicionismo a quince meses de cárcel. El fallo es del 30 de octubre de 2004. También se le impuso la prohibición de acercarse a menos de 100 metros de las lindes de Cerrado de Calderón o de aproximarse a menos de 300 metros "de cualquier centro escolar con independencia de su ubicación". La medida tenía una duración de cinco años y aún está vigente. Además, le advirtió el magistrado de que, de incumplir estos requisitos, podría incurrir en un delito de quebrantamiento de condena y perdería los beneficios penitenciarios.

Según declara probado la sentencia, a las 18.00 horas del 28 de septiembre de 2004, el acusado se personó a bordo de su vehículo a la calle Monte Miramar. Allí vio a dos niñas menores, de cinco y seis años de edad, respectivamente. Estaban jugando en el jardín, junto al portal de su domicilio, "y para satisfacer sus deseos libidinosos, les mostró sus genitales, al tiempo que se los manipulaba con un papel o un pañuelo, ante lo cual las chiquillas corrieron hacia sus casas, donde contaron a sus padres lo que habían visto", consideró probado el magistrado.

No contento con ello, el 30 de septiembre, cuando la niña de cinco años de edad se encontraba de nuevo en el portal de su casa, el encausado en aquel proceso volvió al lugar en el mismo coche, y le enseñó de nuevo "los genitales a la menor, y volvió a tocarse de idéntica manera". Además, le preguntó si quería darle "un besito".

El padre de la víctima la instruyó sobre lo que debía hacer en una situación similar. Por tanto, la chiquilla se puso a gritar llamando a su progenitor. Éste se hallaba en el domicilio, por lo que pudo "tomar la matrícula del coche del encausado al oír a su hija". El procesado se montó de nuevo en su automóvil y huyó rápidamente del lugar de autos.

Las dos niñas sufrieron trastornos leves del sueño e inquietud durante varias semanas a raíz de lo sucedido.

Otra condena. Pero no son los únicos antecedentes que tiene. Asimismo, fue ejecutoriamente condenado por delitos de agresión sexual y exhibicionismo en sentencia firme del día 18 de marzo de 1998, dictada por el Juzgado de lo Penal número 9. La pena consistió en tres años de prisión menor, dos meses de arresto mayor y diez de multa, periodos punitivos que quedaron extinguidos el 27 de marzo de 2002.